José Vicente Pascual González - Blogs
Diario de Navarra
19/10/2010
El madrileño Javier Serrano Sánchez (1968) es el ganador de la 34ª edición del certamen internacional de navarrativa que convoca la asociación Bilaketa bajo el nombre Premio Tomás Fermín de Arteta. El cuento El origen del mundoconsiguió imponerse sobre los otros 3.322 presentados gracias a su "afán provocador", y otorgó a su autor los 6.000 euros con los que está dotado el galardón.
Serrano escribe regularmente desde hace cinco años, y es un habitual de los concursos literario. Ha ganado media docena de ellos de ámbito nacional. Se dedica a escribir tanto cuentos como novelas, e imparte talleres de creación literaria. Tiene publicado un volumen de relatos cortos, Libro para salir a la luz del día. También participa en tertulias literarias.
El jurado estuvo presidido por Luis Mateo Díez, escritor y miembro de la Real Academia Española desde 2001. Lo componían también Manuel Longares, novelista; Margarita Iriarte, profesora de Lengua y Literatura en el instituto Navarro Villoslada; Tomás Yerro, catedrático de Literatura y profesor en el instituto Plaza de la Cruz; y Salvador Gutiérrez, experto en literatura y responsable de Bilaketa.
Todos ellos coincidieron en describir el relato como "sorprendente". "Es fascinante, una propuesta narrativa nada habitual", apuntó Mateo Díez. "Está entre el mundo de la creatividad pictórica y el de las obsesiones personales", apuntó el leonés, que aseguró que era "muy complicado" contar de qué trata este cuento. "Digamos que de un pintor que tiene una obsesión extrema que le lleva al sitio donde menos puede pensar quien lo está leyendo", se atrevió al final. Margarita Iriarte destacó que, a pesar de lo "arriesgado" de la historia, "se preocupa por el tono y por los límites, sin traspasarlos". Manuel Longares aseguró que el lector "se ve obligado a participar". "Y no es una aventura de la que no se sale bien", avanzó.
34 años de trayectoria
Salvador Gutiérrez destacó el volumen de cuentos recibidos, además de los 34 años de trayectoria, la entidad del jurado y el valor económico del galardón. "Todo esto es lo que hace importante a un premio", dijo. Mateo Díez se sumó. "Éste es uno de los premios decanos de los concursos literarios en nuestra lengua, y uno de los más concurridos".
martes, 19 de octubre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
José Vicente Pascual González - Foxá y Sevilla
IU, procesada por impedir el homenaje a Agustín de Foxá en Sevilla
La concejal comunista que ejerció de inquisidora alega ahora que ignoraba que Foxá fuera un escritor y argumenta que basó su prohibición en la ley de la memoria histórica.
Hazte Oír.org
05/10/2010
José Vicente Pascual González Blog
REDACCIÓN HO/EUROPA PRESS.- La concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, Josefa Medrano, se sentará en el banquillo por haber impedido un homenaje al escritor Agustín de Foxá. El Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla ya ha dictado el auto de procedimiento abreviado contra la representante de Izquierda Unida.
La juez Mercedes Alaya le imputa que, entre finales de septiembre y primeros de octubre de 2009, "dio orden expresa de revocar la autorización concedida el 23 de septiembre" para la realización de un homenaje a Foxá el día 6 de octubre en un centro cívico:
"Pese a conocer que se trataba de un homenaje literario como todos los que habían realizado con anterioridad las asociaciones denunciantes, basando dicha revocación en motivos políticos e ideológicos, porque este poeta estuvo relacionado con la Falange".
En su declaración, Medrano defendió que "no es cierto" que decidiera por motivos políticos revocar la autorización, ya que "lo único que conocía" de Agustín de Foxá "era su ideología ligada al régimen franquista, pero desconocía que fuera novelista, dramaturgo o poeta", aunque admitió que una de las razones que motivó su decisión estuvo relacionada con el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica:
“Había un cúmulo de otras razones, los días previos a la celebración del acto se estuvieron recibiendo llamadas telefónicas y multitud de correos electrónicos oponiéndose al acto en virtud de la ideología política de Foxá". Me llegó la información de que en la puerta de la Delegación de Participación Ciudadana había un grupo de personas que decían representar a una coordinadora antifascista y que reclamaban hablar con algún responsable de la Delegación para ponerle de manifiesto que no debía celebrarse el homenaje debido a la ideología política del escritor.
La situación que se estaba produciendo podría generar altercados y desórdenes. Lo más prudente era revocar la autorización concedida. Si hubiese llegado a tener la convicción de que se trataba de un homenaje literario, porque así le hubiese constado documentalmente, no hubiese ordenado la revocación.“
La concejal comunista que ejerció de inquisidora alega ahora que ignoraba que Foxá fuera un escritor y argumenta que basó su prohibición en la ley de la memoria histórica.
Hazte Oír.org
05/10/2010
José Vicente Pascual González Blog
REDACCIÓN HO/EUROPA PRESS.- La concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, Josefa Medrano, se sentará en el banquillo por haber impedido un homenaje al escritor Agustín de Foxá. El Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla ya ha dictado el auto de procedimiento abreviado contra la representante de Izquierda Unida.
La juez Mercedes Alaya le imputa que, entre finales de septiembre y primeros de octubre de 2009, "dio orden expresa de revocar la autorización concedida el 23 de septiembre" para la realización de un homenaje a Foxá el día 6 de octubre en un centro cívico:
"Pese a conocer que se trataba de un homenaje literario como todos los que habían realizado con anterioridad las asociaciones denunciantes, basando dicha revocación en motivos políticos e ideológicos, porque este poeta estuvo relacionado con la Falange".
En su declaración, Medrano defendió que "no es cierto" que decidiera por motivos políticos revocar la autorización, ya que "lo único que conocía" de Agustín de Foxá "era su ideología ligada al régimen franquista, pero desconocía que fuera novelista, dramaturgo o poeta", aunque admitió que una de las razones que motivó su decisión estuvo relacionada con el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica:
“Había un cúmulo de otras razones, los días previos a la celebración del acto se estuvieron recibiendo llamadas telefónicas y multitud de correos electrónicos oponiéndose al acto en virtud de la ideología política de Foxá". Me llegó la información de que en la puerta de la Delegación de Participación Ciudadana había un grupo de personas que decían representar a una coordinadora antifascista y que reclamaban hablar con algún responsable de la Delegación para ponerle de manifiesto que no debía celebrarse el homenaje debido a la ideología política del escritor.
La situación que se estaba produciendo podría generar altercados y desórdenes. Lo más prudente era revocar la autorización concedida. Si hubiese llegado a tener la convicción de que se trataba de un homenaje literario, porque así le hubiese constado documentalmente, no hubiese ordenado la revocación.“
José Vicente Pascual González - Miralles
Félix Sánchez, ganador del premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar
José Vicente Pascual González - Blog
Entrevista al escritor cubano Félix Sánchez, ganador de la pasada edición del premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar (2010) con su relato “Los confines de la muerte”
por Alberto Dolz
Félix Sánchez tiene por lema un consejo de Rainer María Rilke: «Si puedes vivir sin escribir, no escribas». Desde la adolescencia, para suerte de lectores, no ha hecho otra cosa que olvidarse de la recomendación del poeta austriaco. «El escritor vive escribiendo», dice Sánchez, nacido en 1955 en Ceballos, un pueblo del centro este cubano que cultiva las naranjas mejor paladeadas que en Europa o Japón.
Cuando entró en el ejército, a los dieciséis años de edad, ya tenía armada una noveleta sobre un grumete que escapaba en un barco salido de Glasgow. En las noches libre de guardias, escribía sin parar y en un par de años, entre 1971 y 1973, ya como maestro de soldados, atestó de historias, esbozos y apuntes una caja de libretas escolares que luego olvidó sobre un camión que arrancó de repente.
«En el ejército escribía en una reunión, en un lugar donde me paraba, a veces reparaba en un elemento trivial, pero que podía ser la chispa para un cuento», recuerda el autor días después de haber ganado el premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar 2010 por “Los confines de la muerte”.
Para Sánchez cualquier circunstancia puede ser material literario.
«En los veinticinco años que estuve en el ejército —y creo que fui un buen militar, llegué al grado de mayor—, nunca escribir fue un conflicto que me alejara de mis responsabilidades. Hacía muchos borradores, tomaba nota de lo que me parecía interesante, ese es el sentido de la vida de un escritor, que es una entrega total, y es alguien que como una esponja está listo siempre para captar lo que mañana puede terminar en un cuento».
La presteza al escribir hizo de Sánchez un autor sin rituales, ni manías, que a veces escribe «un cuento de un tirón y me agoto».
Alguien podría compararlo con un pistolero literario con una puntería excelente que no ha perdido el tiempo en blancos sin importancia. Así el palmarés cubre sus méritos.
Para no abrumar sólo algunos: En cuento, La llave pública (1991, Premio Roque Dalton), Bifurcaciones (1997, Premio Regino Boti), Cielo doblado(2000, Premio Santiago), Memorias de la posguerra (2003, Premio Eliseo Diego), y las novelas Juegos de diciembre (2000, Premio Emilio Ballagas), La estación perpetua (Premio Juan Clemente Zenea) y Zugzwang (Premio UNEAC 2004); además del poemario Poemas para armar(1992); y los libros para niños Cascabeles (poesía, 1985), Caballito (poesía, 1991) y Lagri (novela, 2002, Premio Eliseo Diego).
Este año, Las ruedas de la fortuna obtuvo el Premio de Narrativa Guillermo Vidal, además del citado Cortázar, «el más importante de mi carrera», destaca el escritor.
Sánchez apuesta por ser un observador participante, que gusta de la ironía, el absurdo y la sátira como rasgos o envolturas propios de la realidad más vulgar y cotidiana.
«El propio Cortázar fue un maestro en eso, no escribió cuentos puramente fantásticos, sino que iba más allá y trató de demostrar que los elementos de la fantasía están presentes en la realidad. Es un modo de asumir la literatura que a mí siempre me ha interesado».
Y fiel a su preceptiva —«no hay que temer que la realidad puede ofrecernos una literatura chata, el desafío está en tratar de hacer una literatura que tenga valor artístico»—, el escritor no se toma vacaciones intelectuales.
Se la pasa escrutando día a día su entorno y redactando primero en la memoria los personajes, las situaciones, el tono de la historia. Luego se sienta ante el ordenador, en el que ocurre el proceso de escritura y reescritura.
«A veces crees que tenías todo resuelto, y te das cuenta que el lenguaje es artificial, que no es creíble la historia y por tanto, hay que reescribirla».
A su padre, Félix Sánchez debe su oficio de escritor. Fue un hombre que intentó salir de la pobreza comprando un cine a plazos y trabajando como mecánico de automóviles. Fracasó, pero sus siestas y sus noches siempre fueron precedidas por las lecturas y eso fue, de cierta manera, un modelo a imitar.
En su casa de techo de guano, sin televisor, el niño absorbió la colección de Selecciones y como contrapeso, devoró clásicos como Poe, Stevenson y Dickens.
«Mi padre se hizo especialista en cine de aquellos años, era una enciclopedia, escribía décimas en una libreta, era igualmente aficionado a la fotografía, tenía álbumes, conocía de música cubana gracias a una victrola propia, había un acercamiento a la cultura y el arte paralelo a su labor de mecánico», rememora agradecido.
Luego, ya en el ejército, un oficial lo sorprendió escondido en una oficina escribiendo a lápiz en una libreta y en vez de un regaño, como era de esperar, le pasó La guerra tuvo seis nombres, de Eduardo Heras, «“léelo sin enseñárselo a los jefes porque es un libro que está prohibido”, y me encantó aquello», repasa.
Ese mismo oficial lo llevó de la mano a los talleres literarios, en los que halló a escritores como Roberto Manzano que le indicaron errores y le infundaron seguridad. El camino estaba hecho. Félix Sánchez nunca dudó en recorrerlo.
Tomado de Cubanow
José Vicente Pascual González - Blog
Entrevista al escritor cubano Félix Sánchez, ganador de la pasada edición del premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar (2010) con su relato “Los confines de la muerte”
por Alberto Dolz
Félix Sánchez tiene por lema un consejo de Rainer María Rilke: «Si puedes vivir sin escribir, no escribas». Desde la adolescencia, para suerte de lectores, no ha hecho otra cosa que olvidarse de la recomendación del poeta austriaco. «El escritor vive escribiendo», dice Sánchez, nacido en 1955 en Ceballos, un pueblo del centro este cubano que cultiva las naranjas mejor paladeadas que en Europa o Japón.
Cuando entró en el ejército, a los dieciséis años de edad, ya tenía armada una noveleta sobre un grumete que escapaba en un barco salido de Glasgow. En las noches libre de guardias, escribía sin parar y en un par de años, entre 1971 y 1973, ya como maestro de soldados, atestó de historias, esbozos y apuntes una caja de libretas escolares que luego olvidó sobre un camión que arrancó de repente.
«En el ejército escribía en una reunión, en un lugar donde me paraba, a veces reparaba en un elemento trivial, pero que podía ser la chispa para un cuento», recuerda el autor días después de haber ganado el premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar 2010 por “Los confines de la muerte”.
Para Sánchez cualquier circunstancia puede ser material literario.
«En los veinticinco años que estuve en el ejército —y creo que fui un buen militar, llegué al grado de mayor—, nunca escribir fue un conflicto que me alejara de mis responsabilidades. Hacía muchos borradores, tomaba nota de lo que me parecía interesante, ese es el sentido de la vida de un escritor, que es una entrega total, y es alguien que como una esponja está listo siempre para captar lo que mañana puede terminar en un cuento».
La presteza al escribir hizo de Sánchez un autor sin rituales, ni manías, que a veces escribe «un cuento de un tirón y me agoto».
Alguien podría compararlo con un pistolero literario con una puntería excelente que no ha perdido el tiempo en blancos sin importancia. Así el palmarés cubre sus méritos.
Para no abrumar sólo algunos: En cuento, La llave pública (1991, Premio Roque Dalton), Bifurcaciones (1997, Premio Regino Boti), Cielo doblado(2000, Premio Santiago), Memorias de la posguerra (2003, Premio Eliseo Diego), y las novelas Juegos de diciembre (2000, Premio Emilio Ballagas), La estación perpetua (Premio Juan Clemente Zenea) y Zugzwang (Premio UNEAC 2004); además del poemario Poemas para armar(1992); y los libros para niños Cascabeles (poesía, 1985), Caballito (poesía, 1991) y Lagri (novela, 2002, Premio Eliseo Diego).
Este año, Las ruedas de la fortuna obtuvo el Premio de Narrativa Guillermo Vidal, además del citado Cortázar, «el más importante de mi carrera», destaca el escritor.
Sánchez apuesta por ser un observador participante, que gusta de la ironía, el absurdo y la sátira como rasgos o envolturas propios de la realidad más vulgar y cotidiana.
«El propio Cortázar fue un maestro en eso, no escribió cuentos puramente fantásticos, sino que iba más allá y trató de demostrar que los elementos de la fantasía están presentes en la realidad. Es un modo de asumir la literatura que a mí siempre me ha interesado».
Y fiel a su preceptiva —«no hay que temer que la realidad puede ofrecernos una literatura chata, el desafío está en tratar de hacer una literatura que tenga valor artístico»—, el escritor no se toma vacaciones intelectuales.
Se la pasa escrutando día a día su entorno y redactando primero en la memoria los personajes, las situaciones, el tono de la historia. Luego se sienta ante el ordenador, en el que ocurre el proceso de escritura y reescritura.
«A veces crees que tenías todo resuelto, y te das cuenta que el lenguaje es artificial, que no es creíble la historia y por tanto, hay que reescribirla».
A su padre, Félix Sánchez debe su oficio de escritor. Fue un hombre que intentó salir de la pobreza comprando un cine a plazos y trabajando como mecánico de automóviles. Fracasó, pero sus siestas y sus noches siempre fueron precedidas por las lecturas y eso fue, de cierta manera, un modelo a imitar.
En su casa de techo de guano, sin televisor, el niño absorbió la colección de Selecciones y como contrapeso, devoró clásicos como Poe, Stevenson y Dickens.
«Mi padre se hizo especialista en cine de aquellos años, era una enciclopedia, escribía décimas en una libreta, era igualmente aficionado a la fotografía, tenía álbumes, conocía de música cubana gracias a una victrola propia, había un acercamiento a la cultura y el arte paralelo a su labor de mecánico», rememora agradecido.
Luego, ya en el ejército, un oficial lo sorprendió escondido en una oficina escribiendo a lápiz en una libreta y en vez de un regaño, como era de esperar, le pasó La guerra tuvo seis nombres, de Eduardo Heras, «“léelo sin enseñárselo a los jefes porque es un libro que está prohibido”, y me encantó aquello», repasa.
Ese mismo oficial lo llevó de la mano a los talleres literarios, en los que halló a escritores como Roberto Manzano que le indicaron errores y le infundaron seguridad. El camino estaba hecho. Félix Sánchez nunca dudó en recorrerlo.
Tomado de Cubanow
lunes, 4 de octubre de 2010
News
José Vicente Pascual González - News
ADN- 04/10/2010
El Gutun Zuria mezcla literatura, danza e imagen
El festival se celebra por tercer año en Alhóndiga
Iratxe de la Fuente,Bilbao | hace 8 horas | Comenta | Votar
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Por tercer año consecutivo, Alhóndiga Bilbao celebra el festival de las letras Gutun Zuria. Se trata de un encuentro destinado a acercar a los aficionados de la literatura, el imaginario de prestigiosos escritores.
Si en anteriores ocasiones se trató la literatura epistolar y las autobiografías, este año es el turno de dar a conocer la importancia de las ciudades en el mundo de la literatura.
Así, asistirán al festival Hanif Kureishi, Elena Poniatowska, Abrahan B. Yehoshúa, David Trueba, Alex de la Iglesia, Jon Arretxe o Txema Murugarren, que explicarán su relación con la ciudad y reflexionarán sobre las urbes, barrios, calles y casas que les han influido en su vida y en su obra.
La cita -que se celebrará del 7 al 10 de octubreservirá también de homenaje a la ciudad que acoge el certamen.
Paralelamente, los amantes de la danza tendrán la oportunidad de asistir a un taller co reográfico impartido por el prestigioso artista multidisciplinar y coreógrafo japonés Hiroaki Umeda. Gutun Zuria acoge también el Speedphoto, la primera cita de un concurso fotográfico en tiempo real en el que los participantes tendrán que retratar los distintos espacios del centro de ocio y cultura.
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José Vicente Pascual González - Literary News
Periodista Digital
Blog de Antonio Piñero
04/10/2010
Juan de Zebedeo en la literatura apócrifa (HchJn de Prócoro)
04.10.10 | 07:03. Archivado en Hechos Apócrifos de los Apóstoles
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Nuevos prodigios de Juan en Patmos
Había otro hombre rico en la ciudad de Forá que se llamaba Basilio y era el tribuno. Tenía una pena particular porque su esposa, Caris de nombre, era estéril por lo que no podría nunca dar a luz un hijo. Basilio tuvo noticia de que algo importante sucedía en casa de Mirón. Se dirigió a un sobrino de Mirón para informarse. Y supo de Juan, hombre que nunca se equivocaba cuando hacía alguna afirmación y que era capaz de hacer todo cuanto quería. El tribuno se acordó de su problema y se encaminó a casa de Mirón para encontrarse con Juan.
La solución a la esterilidad de su mujer no podía ser más sencilla: “Basilio, hijo mío, cree en Cristo y él cumplirá todos los deseos de tu corazón” (c.22,4). Lleno de ilusión, Basilio fue con su esposa a visitar al Apóstol. Cuando Juan se encontró con los esposos, les garantizó que Dios cumpliría sus deseos y “a ti, Caris, te dará un buen fruto de tu seno”. Suplicaron a Juan que los iluminase, lo que realizó Juan bautizándolos en el nombre de la Trinidad. Basilio quería que Juan y Prócoro se trasladasen a su casa, pero Mirón permitió solamente que Juan fuera con los esposos para rezar con ellos.
“Regresamos”, sigue diciendo Prócoro, “a la casa de Mirón”. Por su parte, la esposa de Basilio concibió y dio a luz un hijo a quien puso el nombre de Juan en señal de recuerdo y gratitud. Basilio entregó a Juan bienes en abundancia para que los distribuyera entre los pobres. Y como en otros casos, el Apóstol prefirió que se encargara el mismo Basilio de repartir sus bienes en la esperanza de que así tendría un tesoro en los cielos.
Al cabo de dos años, fue liberado de su cargo el gobernador Lorenzo, esposo de Crisipa. Se dirigió a Juan con la intención de cumplir su promesa de hacerse cristiano perfecto. Le explicó en forma un tanto confusa las razones de su retraso, por el que solicitaba comprensión y perdón. El Apóstol le instruyó sirviéndose de las Escritura sagradas. Y después de haberlo catequizado suficientemente, lo bautizó y lo envió a su casa en paz.
En Forá se encontró Juan con otro hombre importante, llamado Crisos, que era politarca o jefe de la ciudad. Aquel hombre tenía un hijo único que estaba atormentado por un espíritu inmundo. Al oír hablar de los prodigios que Juan realizaba, se dirigió a casa de Mirón en su busca. Juan conoció las razones de la situación y echó en cara al politarca su actitud de venalidad en el ejercicio de su cargo. Pensaba que Juan actuaba según sus mismos criterios personales, por lo que le ofreció cualquier cosa que deseara con tal de devolver la salud a su hijo. Pero las palabras del Apóstol no ofrecían duda: “Criso, tus pecados están matando a tu hijo. Deja de aceptar regalos, y serás alabado por Dios. No practiques la acepción de personas en contra de tu alma, y así guardarás el mandamiento de Dios” (c 24,1). Le pedía, además, que creyera en el crucificado si quería ver sano a su hijo. El politarca respondió con la plegaria literal del padre del epiléptico de Mc 9,23: “Creo, Señor, ayuda mi incredulidad” (c. 24,3). Para ayuda de su incredulidad, Criso fue catequizado por Juan con el apoyo de las Escrituras. Luego regresó a su casa para recoger a su esposa y a su hijo y volvió con grandes regalos a casa de Mirón, donde solicitó el sello en Cristo para toda la familia. Juan explicó a Criso que el sello en Cristo no exigía ninguna clase de riquezas, sino solamente una fe sincera. El episodio acabó un vez más con el bautismo.
Tres años llevaba Juan residiendo con Prócoro en la casa de Mirón, donde seguía predicando a los creyentes. Salió un día con su discípulo y se dirigió al lugar donde se levantaba el templo de Apolo. Unos eran fieles a Juan, otros eran paganos. Había allí unos sacerdotes de Apolo, que hablaron a la multitud reunida acusando a Juan de impostor recordando que había venido a la isla como desterrado por su práctica de la magia. El Apóstol replicó con las palabras de Jesús en Mt 23,38 y Lc 13,35: “He aquí que vuestra morada de Apolo queda desierta”. Al momento, el templo se vino abajo, aunque sin provocar ninguna víctima. Los sacerdotes de Apolo golpearon a Juan y lo encerraron en una cárcel tenebrosa con Prócoro. Se dirigieron luego al gobernador al que dijeron que el mago y desterrado había destruido el templo de Apolo con sus artes mágicas.
Enterados Mirón y su hijo Apolónidas de lo sucedido, se dirigieron al nuevo gobernador al que pidieron que dejara libre a los prisioneros. Ellos se hacían responsables con sus personas y sus bienes de lo que pudiera suceder. La autoridad de los suplicantes y la fuerza de sus razonamientos lograron lo que pretendían. Mirón pedía a Juan que no abandonara su casa porque la gente de la ciudad era malvada y hostil. Pero Juan insistía en recordar que los apóstoles no habían sido enviados para estarse quietos en las casas, sino para predicar al mundo. Para cumplir su misión estaban dispuestos incluso a morir si preciso fuera.
Salieron Juan y Prócoro de la casa de Mirón y se dirigieron a la localidad de Tiquio, donde había un paralítico que les abordó diciendo que tenía alimentos y que los invitaba a comer con él. Juan le prometió que comerían juntos aquel día. En eso estaban cuando una mujer se acercó a Juan para preguntarle que dónde estaba el templo de Apolo. La pobre tenía un hijo atormentado de un mal demonio y quería consultar al dios acerca de su modo de tratar el caso. Pero Juan resolvió el problema a su manera: “Vete a tu casa, que tu hijo ya está curado en el nombre de Cristo” (c. 26,3).
Continuaron Juan y Prócoro su camino hacia Tiquio, donde los esperaba el paralítico. “Aquí estamos para la comida”, -le dijo Juan-, “a ver quién nos sirve”. El paralítico se excusaba por haberlos molestado. Pero Juan replicó: “Nada de eso, sino que en el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, levántate y sírvenos tú”. Y tomaron juntos la comida, servida por el paralítico ya curado de su dolencia. Al día siguiente, llegó a casa de Mirón el antiguo paralítico, se arrojó a los pies de Juan y le pidió el sello en Cristo. El relato termina diciendo: “El Apóstol lo catequizó y lo bautizó” (c. 26,5).
Al día siguiente de los hechos, se dirigieron Juan y Prócoro a un lugar llamado Proclo, situado junto al mar, donde había varias tiendas de curtidores. Uno de ellos era el judío Caros, quien entabló con Juan un fuerte debate sobre los libros de Moisés. Juan le explicaba los misterios del cristianismo a partir de las Escrituras. Pero Caros empezó a blasfemar. Juan le espetó sin contemplaciones: “Calla, enmudece”. Caros se tornó mudo, incapaz de hablar. Juan, en cambio, continuaba hablando a la turba. Un filósofo que se hallaba presente intercedió por el mudo recordando que “la miel no conoce amargura, ni la leche malicia”. Después de tres horas, Juan habló a Caros diciendo: “En el nombre de Jesucristo quedó cerrada tu boca; en el mismo nombre tus labios se abrirán” (c. 27,3). El suceso terminó con la habitual instrucción y el consiguiente bautismo.
Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
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José Vicente Pascual González - Literary News
La Nación.cl
04/10/2010
La carrera por el Premio Nobel de Literatura
Rocío Novoa V. La Nación
Con una ceremonia en la Academia Sueca se conocerá el Nobel 2010. Y mientras se especula, las casas de apuestas se inclinan hacia los poetas, dejando afuera a los estadounidenses e incluyendo la sorpresiva nominación del paraguayo Néstor Amarilla.
Lunes 4 de octubre de 2010 | Cultura
Fotos
Néstor Amarilla es la revelación sudamericana de los postulantes al Nobel.
El premio Nobel de Literatura ya tiene dueño, pero no se sabrá su identidad hasta este jueves en Estocolmo. Así lo informó el secretario permanente de la Academia Sueca, entidad que decide al ganador de esta categoría, Peter Englund. “El jueves tendremos un voto formal, pero sí, hemos llegado a un acuerdo en cuanto al laureado”, informó a la prensa el pasado viernes.
Y mientras el mundo literario espera los resultados, las casas de apuestas ya comunican a sus favoritos para quedarse con la conocida medalla del inventor y químico Alfred Nobel, un diploma y 1,5 millones de dólares.
LA SORPRESA AMARILLA
Las casas de apuestas, Ladbrokes y Unibet tienen disímiles patrones para escoger y varían a medida que se acerca el anuncio del ganador. Por el lado de la casa inglesa -Ladbrokes- lidera la lista el poeta sueco de 79 años Tomas Transtromer, quien ha estado por varios años nominado y que en esta ocasión encabeza las apuestas con un pago de 5 a 1.
Con un universo poético basado en la simpleza y la claridad para expresar las emociones humanas, el autor supera al keniano Ngugi wa Thiong’o, al japonés Haruki Murakami y al coreano Ko Un, una suerte de Pablo Neruda del extremo oriente.
La casa Unibet, en tanto, tiene al tope de su lista, curiosamente, a un escritor paraguayo bastante desconocido en el continente: Néstor Amarilla, de 30 años. Postulado por la profesora de literatura Fulvia Sánchez y el activista de derechos humanos Joel Filártiga, Amarilla autor de la obra teatral “Fecha feliz”, ha resultado toda una sorpresa en las listas ya que, de ser el ganador del Nobel, se convertiría en el primer paraguayo y el escritor más joven del mundo en recibirlo.
Otros eternos postulantes que figuran más abajo en las listas son el poeta sirio Adonis, los estadounidenses Philip Roth y Joyce Carol Oates y, en el último lugar y como ha sido la tónica en los últimos años, el músico y poeta Bob Dylan. LN.
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José Vicente Pascual González - Literary News
El Mundo
04/10/2010
LITERATURA | La semana del fallo
Guía para entender el Nobel
Camilo José Cela y la reina de Suecia, durante la gala de los Nobel de 1989. | Primera visión
Orientaciones políticas, equilibrios nacionales, cuestiones étnicas...
Luis Alemany | Madrid
Actualizado lunes 04/10/2010 11:59 horas
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Los lectores medianos-tirando-a-buenos de todo el mundo se desesperan todos segundos jueves de octubre. El día del Nobel de Literatura. Cada año, a mediodía, la Academia Sueca lanza su fallo y un nombre desconocido o remotamente oído se pone en la boca de todo el mundo. ¿Le Clèzio? ¿Jelinek? ¿Gao Xingjian? ¿Herta Müller? "No, a éste tampoco lo he leído. A ver cuando se lo dan a Vargas Llosa, caramba".
Así que crece el desconcierto. El hecho de que las sesiones sean secretas durante 50 años aumenta la desazón. Y, por si fuera poco, aquellos que están medianamente informados sobre los mecanismos del Nobel hablan de un sistema basado en complejos equilibrios políticos, literarios y étnicos.
¿Un premio político?
Es el reproche clásico a la Academia. Si repasamos el palmarés reciente de los Nobel, encontramos un buen número de fallos con una lectura política. Con dos tipos de lectura política: por un lado, aparecen los ganadores cuyo nombre evoca una reivindicación del individuo sobre la masa en situaciones muy concretas de la Historia (Gao ante la dictadura china, Pamuk contra los islamistas y los nacinalistas turcos, Kertesz como superviviente del Holocausto, Coetzee en la Sudáfrica blanca, Jelinek en la Austria desnazificada, Szymborska en la Polonia comunista, la propia Herta Müller en la Rumanía de Ceauşescu...). Y por el otro están los 'héroes de izquierdas' de toda la vida: Saramago, Harold Pinter, Dario Fo, Grass, Seamus Heaney, Doris Lessing (forzando un poco), etcétera. Eso, sin menoscabo, por supuesto, de sus méritos literarios que, etcétera, etcétera.
Mientras, los estadounidenses se quejan. ¿Es que ningún anglosajón más o menos burgués puede llevarse el Nobel? ¿Cómo puede ser que se os escapara John Updike? ¿Le va a pasar lo mismo a Philip Roth? No son las peores omisiones en los Nobel con aroma político. Está más o menos aceptado que a Borges no le dieron el Premio porque no se enfrentó (o quizá algo peor) a las dictaduras militares de derechas de América latina. Lo que contrasta con la suerte de Pablo Neruda, por ejemplo, que sí tuvo su Nobel pese a que mostró su admiración por Josef Stalin.
Equilibrios geopolíticos
La historia de la Academia carga con esa sospecha: demasiados suecos en la lista de laureados, demasiados hombres, demasiados europeos, demasiados blancos. Así que, algunos de los últimos premios han sido entendidos en clave de género o étnica, con el fin de dar un poco de diversidad al palmarés. Otra cosa es que esos intentos salgan del todo bien. J. M. G. Le Clèzio fue el primer Nobel de la isla Mauricio, sí, pero no nos pudo salir más blanco ni más francés. V.S. Naipaul es a la vez indio y antillano, pero viste, habla, escribe y piensa como un señorito inglés más bien conservador. Y Pamuk fue el primer Nobel musulmán, pero su designación puso de los nervios a los religiosos de su país.
Llevamos ocho premios seguidos entregados a autores europeos (consideremos a Pamuk como tal). Así que habrá que apuntar los nombres del surcoreano Ko Un, o de los más conocidos Haruki Murakami (Japón) y Adonis (Siria), cuyas candidaturas están en la mesa de la Academia.
Y las apuestas
De la combinación de estos factores, salen las especulaciones de los 'nobelólogos' que, en los últimos años, devienen en apuestas, gestionadas por la empresa británica Ladbroke. ¿Como si fuera un partido de fútbol? Exacto.
¿Y qué dice Ladbroke? Que hay un favorito que es ¡ja! sueco, blanco, varón y bastante apolítico. Tomas Tranströmer, poeta nacido en Estocolmo en 1931, cotiza seis a uno, mejor que ningún otro autor (aunque eso tampoco sea ninguna garantía (el año pasado, Herta Müller andaba rezagadísima). ¿La razón? Llevamos muchos años sin elegir a un poeta y ya toca. Tranströmer, por cierto, tiene dos obras traducidas al español y una al catalán. Puede ser un buen descubrimiento para este otoño.
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José Vicente Pascual González - Literary News
EL CONFIDENCIAL
La solidaridad, valor en alza en la literatura infantil
04/10/2010
EFE - 03/10/2010
Concha Carrón.
Madrid, 3 oct (EFE).- La importancia de ser solidario, el culto a la vida sana o el respeto a la naturaleza son algunos de los temas que más se repiten entre las novedades de la literatura infantil de este otoño, aunque la oferta literaria es tan variada como los valores que cada uno desee inculcar a los niños de su entorno.
"¿Te puedo leer un ratito?", de Roca editorial, es un libro de cuentos solidarios que estará en las librerías el próximo 11 de octubre y cuyos beneficios se destinarán exclusivamente a la Fundación Pequeño Deseo, dedicada a hacer realidad los deseos de niños con enfermedades crónicas o terminales.
Aunque en algunos casos esos niños desean conocer a los deportistas o artistas que admiran, en otros, como en el de Judith, el anhelo era que se publicase un cuento escrito por ella, afán que se cumple en este libro, en el que, además, colaboran personalidades del mundo de la música, la literatura, el cine o la televisión.
Entre los que han aportado su granito de arena con sus cuentos, según la editorial, están Miguel Bosé, Ángeles Caso, Ana García-Siñeriz, Cayetana Guillén-Cuervo, Carmen Posadas, Boris Izaguirre, Marta Robles o Belinda Washington, en un libro prologado por Luis María Ansón que recoge ilustraciones a color de Eugenia Martínez de Irujo.
Además del valor solidario, la literatura infantil cada vez está más involucrada en el mensaje educativo sobre la importancia de la alimentación sana.
"La gacela Julieta nos pone a dieta" (Pirueta), en el que ha colaborado Alejandra Gutiérrez, dietista-nutricionista de Gastroenterologia del Hospital Sant Joan de Déu, abunda en este mensaje, al dirigir al lector a una alimentación equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos en cantidades necesarias.
Nada mejor para inculcar el amor y respeto por la naturaleza a los más pequeños que unos buenos textos sobre animales, como los dedicados este otoño por Andrés y Ana Guerrero en Anaya a los osos, caracoles, dragones y perros.
En la misma labor, los hermanos Guerrero son ayudados por otros autores como Godeleine de Rosamel en "Los animales de la sabana", un libro-juego de la misma editorial en el que se invita al público infantil a descubrir los animales de la sabana.
"Desfile de animales", "Tento busca su osito" o "Me gusta la naturaleza", de Edelvives, van dirigidos al mismo objetivo, de la misma forma que "Flanimales" o "Primer Atlas del cuerpo humano", publicados por Edebé.
Timunmás (Planeta), dentro de su colección Preescolar de la serie de Teo publica "Adoptamos un perro", y también avanza ya el "Calendario Teo 2011" a partir de 3 años, una divertida forma de conocer los días de la semana y del mes.
Mcmillan Infantil y Juvenil pone a la venta dos espectaculares libros-regalo de una nueva colección de relatos clásicos que arranca con "Peter Pan" y "El mago de Oz", de gran formato, con pop-ups y música.
También en formato de libro interactivo Mcmillan saca este octubre un divertido libro pop-up sobre el cuerpo humano: "¡Abracadabra, que tu cuerpo se abra¡", y otro de manualidades creativas: "Taller, arte de papel", con el que se invita a los niños a convertirse en artistas recreando cuadros famosos y a acercarse de forma lúdica y creativa al arte.
En el apartado de álbumes ilustrados, SM publica "El hombre que entraba por la ventana", en el que las imágenes hablan por sí solas, al igual que "Las nanas de Miguel", en el que se recrea la infancia de Miguel Hernández como pastor y la influencia que esta etapa tuvo en su obra poética posterior.
Los cómics siguen cobrando importancia entre los niños, motivo por el cual SM pone a la venta al personaje más aventurero de El Barco de Vapor, Maxi, ahora en cómic, con la publicación de "Maxi en New York" y "Maxi en África".
De las distintas series de El Barco de Vapor, SM sigue ahondando en nuevas historias de conocidos personajes: Morris, Pupi o la hormiga Miga, mientras que las destinadas a los mayores de 11 años retratan el mundo de hoy, como "Cartas de amor" o "La gruta de las escorias".
Montena, ante el triunfo sin precedentes del pequeño murciélago detective "Bat Pat", creado por Roberto Pavanello, sigue sacando nuevos números como "Nunca bromees con un samurái".
Una lista interminable de libros para todos los gustos y todas las edades con el fin de que no exista excusa para que los niños dejen de ser el colectivo que más lee. EFE cc/cat.
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José Vicente Pascual González - Literary News
DW-Wordl.DE
04/10/2010
LITERATURA | 04.10.2010
Argentina en la Feria del Libro de Fráncfort: "Una gran oportunidad"
Sittenlehre (Ciencias morales) y Zweimal Juni (Dos veces junio), de Martín Kohan. (Editorial Suhrkamp & Insel).
Sobre las ediciones de autores argentinos y la difusión de literatura argentina en Alemania habló con Deutsche Welle Jürgen Dormagen, lector para América Latina de la editorial Suhrkamp & Insel.
Con el trasfondo de la Feria del Libro de Fráncfort y la presencia de Argentina como país invitado de honor, Deutsche Welle habló con Jürgen Dormagen, lector responsable para América Latina, España y Portugal de la editorial Suhrkamp & Insel sobre las nuevas ediciones de autores argentinos en alemán.
Deutsche Welle: ¿Cómo es el intercambio entre Argentina y Alemania en lo que respecta a las ediciones de autores argentinos? ¿Cómo es el contacto entre las editoriales alemanas y los escritores?
Jürgen Dormagen: Argentina es conocida en Alemania y en toda Europa Central como un país productor de literatura. El lector culto e interesado conoce como mínimo a Borges y a Cortázar, y muchos conocen las novelas y los cuentos de Adolfo Bioy Casares. En los últimos años se han dado a conocer jóvenes
Jürgen Dormagen es lector responsable para América Latina de la editorial alemana Suhrkamp & Inseln.
escritores a través de traducciones al alemán. No se trata de autores de best-sellers con ventas en todo el mundo, pero tanto el público interesado como aquellos que gustan de las novelas policiales con finales poco predecibles conocen a los autores argentinos. En cuanto al intercambio literario internacional entre Alemania y Argentina, las editoriales argentinas tratan de dar a conocer a sus autores en las editoriales europeas y, en este caso, alemanas. A menudo son las agencias literarias las que también juegan un papel importante, en su mayoría con sede en Buenos Aires. Claro que aquellos escritores que publican en España tienen más oportunidades de ser conocidos en Europa. Pero la presencia de Argentina como invitado de honor en la Feria del Libro de Frankfurt es una gran oportunidad de que ambas partes se conozcan mejor. También para que la crítica literaria, el mercado del libro y el lector en general conozcan en la feria a los escritores a través de debates e informes que se podrán leer y ver por televisión en Alemania, en Austria y en Suiza. Pienso que Argentina tiene un papel central y que es una gran oportunidad.
¿Cómo llegan los nuevos autores argentinos al público alemán? ¿Cómo son recibidos por los lectores?
El camino va desde las editoriales argentinas y, muchas veces, a través de editoriales españolas que publican a escritores argentinos y, en parte, a través de las agencias literarias localizadas en Barcelona, Madrid o Buenos Aires, o también aquí en Berlín o en Fráncfort. Esta es la vía más normal. A partir del boom latinoamericano, y más tarde, a partir de Isabel Allende y de Carlos Ruiz Zafón, tanto las editoriales grandes como las pequeñas notaron que la literatura hispanoamericana tiene gran aceptación. Por eso hay, tanto en las grandes empresas editoras como en las pequeñas editoriales, personas que leen a los autores en castellano y scouts y consultores que recaban informaciones sobre los libros. En cuanto a la recepción de los escritores en el público lector alemán, qué libros se venden más, eso muy diverso y se verá después de la Feria del Libro.
¿Qué autores argentinos y qué títulos publica la editorial Suhrkamp?
Suhrkamp viene publicando a autores argentinos desde hace tres décadas. Algunos grandes escritores son Silvina Ocampo, Cortázar ("Rayuela"), Manuel Puig, Osvaldo Soriano, los grandes autores argentinos clásicos. Hace algunos años hemos incorporado a otros autores de la nueva narrativa de escritores vivos: Martín Kohan, con tres títulos editados en Suhrkamp, mucho antes de que Argentina fuera invitado de honor de la Feria de Libro de Frankfurt, lo que habla de nuestro fuerte compromiso con la literatura argentina. Publicamos también a Sergio Olguín, a Elsa Osorio, y este año hemos publicado además a otros escritores nuevos con sus primeros libros en alemán: Laura Alcoba con "La casa de los conejos" ("Das Kaninchenhaus", en alemán), Samanta Schweblin con su libro de relatos "Pájaros en la boca" ("Die Wahrheit über die Zukunft"), la gran novela épica de Leopoldo Brizuela, "Lisboa" ("Die Nacht über Lissabon”, que se publica en estos días y seguramente tendrá una fuerte repercusión en el público alemán. Sin olvidar al gran autor Carlos María Domínguez, con una maravillosa novela, "La casa de papel" ("Das Papierhaus").
¿En qué se diferencian, en su opinión, los nuevos narradores argentinos, en cuanto a la elección de temas, por ejemplo, de los clásicos argentinos?
Está claro que, en comparación con los grandes autores argentinos citados, entre otros que no nombramos, el presente político y social es un factor importante en la literatura actual que se integra o se refleja con otra intensidad y de modo distinto en la producción literaria de los nuevos narradores, de otro modo que en un habitante de las bibliotecas como fue Borges. Es inevitable que la realidad sociopolítica del presente y del pasado reciente, con los años de la dictadura militar, deje su impronta en la forma más diversa en la escritura de la joven generación de escritores argentinos vivos. Y eso es algo que impresiona sobremanera y que es muy revelador para los lectores alemanes: cómo estos autores abordan el pasado argentino, de manera tan diversa y con tanto énfasis. Pero no en plan de acusación ni con la pretensión de saberlo todo, sino desde el relato interno de los personajes. Eso es algo muy interesante, algo de lo que no escapa ningún autor joven. Otra cosa que no se daba en la época de los autores clásicos son los diferentes géneros. Adolfo Bioy Casares y Borges sí coquetearon con la novela policial, pero el género como tal fue tomado por la nueva generación. También hay una escritura joven y conscientemente femenina que es una nueva característica de la literatura actual, si bien ya Silvina Ocampo o Alejandra Pizarnik escribían así. No hay nada demasiado nuevo en la literatura, pero sí lo hay en las nuevas pautas y en los matices que la diferencian. En Argentina hay toda una gama de posibilidades literarias, con los cuentos tan particulares, austeros y sumamente interesantes de Samanta Schweblin, y con la novela extensa, épica y de largo aliento de Leopoldo Brizuela sobre el pasado argentino que sigue influyendo en el presente. El marco adecuado ayuda a que los libros alcancen al público de forma duradera y con el énfasis necesario a través de la crítica y del mercado.
¿Cómo es el programa de Suhrkamp & Insel en cuanto a las publicaciones para la Feria del Libro de Frankfurt 2010?
En Suhrkamp & Insel tenemos una gran backlist, o lista de libros publicados en años anteriores que están disponibles para la venta. Contamos con los autores argentinos clásicos citados, y por eso nos decidimos a concientizar acerca de que, junto a esos autores clásicos, también están los nuevos narradores a los que vale la pena conocer, y decidimos ponerlos en primer plano. Algunos son Laura Alcoba, Leopoldo Brizuela, Carlos María Domínguez, Martín Kohan, Sergio Olguín, Elsa Osorio y Samanta Schweblin. Confeccionamos un prospecto justamente para acercarlos al público y para que los lectores sepan que no sólo se los puede leer teniendo en cuenta a los clásicos argentinos, sino como a autores actuales con un estilo propio.
¿Qué opina sobre el mercado del libro en Argentina con Buenos Aires como Capital del Libro 2011?
Para todos los que tenemos que ver con la literatura hispana y, especialmente, con la literatura latinoamericana está claro que en los últimos años ha habido mucho movimiento en Buenos Aires. Por un lado, debido a la aparición de gran cantidad de editoriales independientes con programas propios muy interesantes y, por el otro lado, por las grandes editoriales que están conectadas con editoras españolas (como Plaza y Janés, Planeta, Anaya y otras). Esto significa que allí está disponible todo el abanico de posibilidades literarias. También sabemos que para la mayoría de los lectores argentinos no es fácil pagar el precio de los libros, por no hablar de los libros importados de Europa. Pero creo que desde Fráncfort, Berlín, París o Amsterdam se considera a Buenos Aires un centro importante del libro y de la nueva literatura. En Alemania hay siempre gran curiosidad por las novedades literarias de América Latina. Y no sólo de Argentina, sino también de México y de otros países. Buenos Aires tiene una conexión cultural muy rica con Europa, un vínculo intelectual, y es un destino favorito de los viajeros europeos que quieren conocer una gran ciudad con tesoros culturales y con un universo literario propio.
Entrevista de Cristina Papaleo
Edición: Pablo Kummetz
ADN- 04/10/2010
El Gutun Zuria mezcla literatura, danza e imagen
El festival se celebra por tercer año en Alhóndiga
Iratxe de la Fuente,Bilbao | hace 8 horas | Comenta | Votar
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Por tercer año consecutivo, Alhóndiga Bilbao celebra el festival de las letras Gutun Zuria. Se trata de un encuentro destinado a acercar a los aficionados de la literatura, el imaginario de prestigiosos escritores.
Si en anteriores ocasiones se trató la literatura epistolar y las autobiografías, este año es el turno de dar a conocer la importancia de las ciudades en el mundo de la literatura.
Así, asistirán al festival Hanif Kureishi, Elena Poniatowska, Abrahan B. Yehoshúa, David Trueba, Alex de la Iglesia, Jon Arretxe o Txema Murugarren, que explicarán su relación con la ciudad y reflexionarán sobre las urbes, barrios, calles y casas que les han influido en su vida y en su obra.
La cita -que se celebrará del 7 al 10 de octubreservirá también de homenaje a la ciudad que acoge el certamen.
Paralelamente, los amantes de la danza tendrán la oportunidad de asistir a un taller co reográfico impartido por el prestigioso artista multidisciplinar y coreógrafo japonés Hiroaki Umeda. Gutun Zuria acoge también el Speedphoto, la primera cita de un concurso fotográfico en tiempo real en el que los participantes tendrán que retratar los distintos espacios del centro de ocio y cultura.
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José Vicente Pascual González - Literary News
Periodista Digital
Blog de Antonio Piñero
04/10/2010
Juan de Zebedeo en la literatura apócrifa (HchJn de Prócoro)
04.10.10 | 07:03. Archivado en Hechos Apócrifos de los Apóstoles
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Nuevos prodigios de Juan en Patmos
Había otro hombre rico en la ciudad de Forá que se llamaba Basilio y era el tribuno. Tenía una pena particular porque su esposa, Caris de nombre, era estéril por lo que no podría nunca dar a luz un hijo. Basilio tuvo noticia de que algo importante sucedía en casa de Mirón. Se dirigió a un sobrino de Mirón para informarse. Y supo de Juan, hombre que nunca se equivocaba cuando hacía alguna afirmación y que era capaz de hacer todo cuanto quería. El tribuno se acordó de su problema y se encaminó a casa de Mirón para encontrarse con Juan.
La solución a la esterilidad de su mujer no podía ser más sencilla: “Basilio, hijo mío, cree en Cristo y él cumplirá todos los deseos de tu corazón” (c.22,4). Lleno de ilusión, Basilio fue con su esposa a visitar al Apóstol. Cuando Juan se encontró con los esposos, les garantizó que Dios cumpliría sus deseos y “a ti, Caris, te dará un buen fruto de tu seno”. Suplicaron a Juan que los iluminase, lo que realizó Juan bautizándolos en el nombre de la Trinidad. Basilio quería que Juan y Prócoro se trasladasen a su casa, pero Mirón permitió solamente que Juan fuera con los esposos para rezar con ellos.
“Regresamos”, sigue diciendo Prócoro, “a la casa de Mirón”. Por su parte, la esposa de Basilio concibió y dio a luz un hijo a quien puso el nombre de Juan en señal de recuerdo y gratitud. Basilio entregó a Juan bienes en abundancia para que los distribuyera entre los pobres. Y como en otros casos, el Apóstol prefirió que se encargara el mismo Basilio de repartir sus bienes en la esperanza de que así tendría un tesoro en los cielos.
Al cabo de dos años, fue liberado de su cargo el gobernador Lorenzo, esposo de Crisipa. Se dirigió a Juan con la intención de cumplir su promesa de hacerse cristiano perfecto. Le explicó en forma un tanto confusa las razones de su retraso, por el que solicitaba comprensión y perdón. El Apóstol le instruyó sirviéndose de las Escritura sagradas. Y después de haberlo catequizado suficientemente, lo bautizó y lo envió a su casa en paz.
En Forá se encontró Juan con otro hombre importante, llamado Crisos, que era politarca o jefe de la ciudad. Aquel hombre tenía un hijo único que estaba atormentado por un espíritu inmundo. Al oír hablar de los prodigios que Juan realizaba, se dirigió a casa de Mirón en su busca. Juan conoció las razones de la situación y echó en cara al politarca su actitud de venalidad en el ejercicio de su cargo. Pensaba que Juan actuaba según sus mismos criterios personales, por lo que le ofreció cualquier cosa que deseara con tal de devolver la salud a su hijo. Pero las palabras del Apóstol no ofrecían duda: “Criso, tus pecados están matando a tu hijo. Deja de aceptar regalos, y serás alabado por Dios. No practiques la acepción de personas en contra de tu alma, y así guardarás el mandamiento de Dios” (c 24,1). Le pedía, además, que creyera en el crucificado si quería ver sano a su hijo. El politarca respondió con la plegaria literal del padre del epiléptico de Mc 9,23: “Creo, Señor, ayuda mi incredulidad” (c. 24,3). Para ayuda de su incredulidad, Criso fue catequizado por Juan con el apoyo de las Escrituras. Luego regresó a su casa para recoger a su esposa y a su hijo y volvió con grandes regalos a casa de Mirón, donde solicitó el sello en Cristo para toda la familia. Juan explicó a Criso que el sello en Cristo no exigía ninguna clase de riquezas, sino solamente una fe sincera. El episodio acabó un vez más con el bautismo.
Tres años llevaba Juan residiendo con Prócoro en la casa de Mirón, donde seguía predicando a los creyentes. Salió un día con su discípulo y se dirigió al lugar donde se levantaba el templo de Apolo. Unos eran fieles a Juan, otros eran paganos. Había allí unos sacerdotes de Apolo, que hablaron a la multitud reunida acusando a Juan de impostor recordando que había venido a la isla como desterrado por su práctica de la magia. El Apóstol replicó con las palabras de Jesús en Mt 23,38 y Lc 13,35: “He aquí que vuestra morada de Apolo queda desierta”. Al momento, el templo se vino abajo, aunque sin provocar ninguna víctima. Los sacerdotes de Apolo golpearon a Juan y lo encerraron en una cárcel tenebrosa con Prócoro. Se dirigieron luego al gobernador al que dijeron que el mago y desterrado había destruido el templo de Apolo con sus artes mágicas.
Enterados Mirón y su hijo Apolónidas de lo sucedido, se dirigieron al nuevo gobernador al que pidieron que dejara libre a los prisioneros. Ellos se hacían responsables con sus personas y sus bienes de lo que pudiera suceder. La autoridad de los suplicantes y la fuerza de sus razonamientos lograron lo que pretendían. Mirón pedía a Juan que no abandonara su casa porque la gente de la ciudad era malvada y hostil. Pero Juan insistía en recordar que los apóstoles no habían sido enviados para estarse quietos en las casas, sino para predicar al mundo. Para cumplir su misión estaban dispuestos incluso a morir si preciso fuera.
Salieron Juan y Prócoro de la casa de Mirón y se dirigieron a la localidad de Tiquio, donde había un paralítico que les abordó diciendo que tenía alimentos y que los invitaba a comer con él. Juan le prometió que comerían juntos aquel día. En eso estaban cuando una mujer se acercó a Juan para preguntarle que dónde estaba el templo de Apolo. La pobre tenía un hijo atormentado de un mal demonio y quería consultar al dios acerca de su modo de tratar el caso. Pero Juan resolvió el problema a su manera: “Vete a tu casa, que tu hijo ya está curado en el nombre de Cristo” (c. 26,3).
Continuaron Juan y Prócoro su camino hacia Tiquio, donde los esperaba el paralítico. “Aquí estamos para la comida”, -le dijo Juan-, “a ver quién nos sirve”. El paralítico se excusaba por haberlos molestado. Pero Juan replicó: “Nada de eso, sino que en el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, levántate y sírvenos tú”. Y tomaron juntos la comida, servida por el paralítico ya curado de su dolencia. Al día siguiente, llegó a casa de Mirón el antiguo paralítico, se arrojó a los pies de Juan y le pidió el sello en Cristo. El relato termina diciendo: “El Apóstol lo catequizó y lo bautizó” (c. 26,5).
Al día siguiente de los hechos, se dirigieron Juan y Prócoro a un lugar llamado Proclo, situado junto al mar, donde había varias tiendas de curtidores. Uno de ellos era el judío Caros, quien entabló con Juan un fuerte debate sobre los libros de Moisés. Juan le explicaba los misterios del cristianismo a partir de las Escrituras. Pero Caros empezó a blasfemar. Juan le espetó sin contemplaciones: “Calla, enmudece”. Caros se tornó mudo, incapaz de hablar. Juan, en cambio, continuaba hablando a la turba. Un filósofo que se hallaba presente intercedió por el mudo recordando que “la miel no conoce amargura, ni la leche malicia”. Después de tres horas, Juan habló a Caros diciendo: “En el nombre de Jesucristo quedó cerrada tu boca; en el mismo nombre tus labios se abrirán” (c. 27,3). El suceso terminó con la habitual instrucción y el consiguiente bautismo.
Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
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José Vicente Pascual González - Literary News
La Nación.cl
04/10/2010
La carrera por el Premio Nobel de Literatura
Rocío Novoa V. La Nación
Con una ceremonia en la Academia Sueca se conocerá el Nobel 2010. Y mientras se especula, las casas de apuestas se inclinan hacia los poetas, dejando afuera a los estadounidenses e incluyendo la sorpresiva nominación del paraguayo Néstor Amarilla.
Lunes 4 de octubre de 2010 | Cultura
Fotos
Néstor Amarilla es la revelación sudamericana de los postulantes al Nobel.
El premio Nobel de Literatura ya tiene dueño, pero no se sabrá su identidad hasta este jueves en Estocolmo. Así lo informó el secretario permanente de la Academia Sueca, entidad que decide al ganador de esta categoría, Peter Englund. “El jueves tendremos un voto formal, pero sí, hemos llegado a un acuerdo en cuanto al laureado”, informó a la prensa el pasado viernes.
Y mientras el mundo literario espera los resultados, las casas de apuestas ya comunican a sus favoritos para quedarse con la conocida medalla del inventor y químico Alfred Nobel, un diploma y 1,5 millones de dólares.
LA SORPRESA AMARILLA
Las casas de apuestas, Ladbrokes y Unibet tienen disímiles patrones para escoger y varían a medida que se acerca el anuncio del ganador. Por el lado de la casa inglesa -Ladbrokes- lidera la lista el poeta sueco de 79 años Tomas Transtromer, quien ha estado por varios años nominado y que en esta ocasión encabeza las apuestas con un pago de 5 a 1.
Con un universo poético basado en la simpleza y la claridad para expresar las emociones humanas, el autor supera al keniano Ngugi wa Thiong’o, al japonés Haruki Murakami y al coreano Ko Un, una suerte de Pablo Neruda del extremo oriente.
La casa Unibet, en tanto, tiene al tope de su lista, curiosamente, a un escritor paraguayo bastante desconocido en el continente: Néstor Amarilla, de 30 años. Postulado por la profesora de literatura Fulvia Sánchez y el activista de derechos humanos Joel Filártiga, Amarilla autor de la obra teatral “Fecha feliz”, ha resultado toda una sorpresa en las listas ya que, de ser el ganador del Nobel, se convertiría en el primer paraguayo y el escritor más joven del mundo en recibirlo.
Otros eternos postulantes que figuran más abajo en las listas son el poeta sirio Adonis, los estadounidenses Philip Roth y Joyce Carol Oates y, en el último lugar y como ha sido la tónica en los últimos años, el músico y poeta Bob Dylan. LN.
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José Vicente Pascual González - Literary News
El Mundo
04/10/2010
LITERATURA | La semana del fallo
Guía para entender el Nobel
Camilo José Cela y la reina de Suecia, durante la gala de los Nobel de 1989. | Primera visión
Orientaciones políticas, equilibrios nacionales, cuestiones étnicas...
Luis Alemany | Madrid
Actualizado lunes 04/10/2010 11:59 horas
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Los lectores medianos-tirando-a-buenos de todo el mundo se desesperan todos segundos jueves de octubre. El día del Nobel de Literatura. Cada año, a mediodía, la Academia Sueca lanza su fallo y un nombre desconocido o remotamente oído se pone en la boca de todo el mundo. ¿Le Clèzio? ¿Jelinek? ¿Gao Xingjian? ¿Herta Müller? "No, a éste tampoco lo he leído. A ver cuando se lo dan a Vargas Llosa, caramba".
Así que crece el desconcierto. El hecho de que las sesiones sean secretas durante 50 años aumenta la desazón. Y, por si fuera poco, aquellos que están medianamente informados sobre los mecanismos del Nobel hablan de un sistema basado en complejos equilibrios políticos, literarios y étnicos.
¿Un premio político?
Es el reproche clásico a la Academia. Si repasamos el palmarés reciente de los Nobel, encontramos un buen número de fallos con una lectura política. Con dos tipos de lectura política: por un lado, aparecen los ganadores cuyo nombre evoca una reivindicación del individuo sobre la masa en situaciones muy concretas de la Historia (Gao ante la dictadura china, Pamuk contra los islamistas y los nacinalistas turcos, Kertesz como superviviente del Holocausto, Coetzee en la Sudáfrica blanca, Jelinek en la Austria desnazificada, Szymborska en la Polonia comunista, la propia Herta Müller en la Rumanía de Ceauşescu...). Y por el otro están los 'héroes de izquierdas' de toda la vida: Saramago, Harold Pinter, Dario Fo, Grass, Seamus Heaney, Doris Lessing (forzando un poco), etcétera. Eso, sin menoscabo, por supuesto, de sus méritos literarios que, etcétera, etcétera.
Mientras, los estadounidenses se quejan. ¿Es que ningún anglosajón más o menos burgués puede llevarse el Nobel? ¿Cómo puede ser que se os escapara John Updike? ¿Le va a pasar lo mismo a Philip Roth? No son las peores omisiones en los Nobel con aroma político. Está más o menos aceptado que a Borges no le dieron el Premio porque no se enfrentó (o quizá algo peor) a las dictaduras militares de derechas de América latina. Lo que contrasta con la suerte de Pablo Neruda, por ejemplo, que sí tuvo su Nobel pese a que mostró su admiración por Josef Stalin.
Equilibrios geopolíticos
La historia de la Academia carga con esa sospecha: demasiados suecos en la lista de laureados, demasiados hombres, demasiados europeos, demasiados blancos. Así que, algunos de los últimos premios han sido entendidos en clave de género o étnica, con el fin de dar un poco de diversidad al palmarés. Otra cosa es que esos intentos salgan del todo bien. J. M. G. Le Clèzio fue el primer Nobel de la isla Mauricio, sí, pero no nos pudo salir más blanco ni más francés. V.S. Naipaul es a la vez indio y antillano, pero viste, habla, escribe y piensa como un señorito inglés más bien conservador. Y Pamuk fue el primer Nobel musulmán, pero su designación puso de los nervios a los religiosos de su país.
Llevamos ocho premios seguidos entregados a autores europeos (consideremos a Pamuk como tal). Así que habrá que apuntar los nombres del surcoreano Ko Un, o de los más conocidos Haruki Murakami (Japón) y Adonis (Siria), cuyas candidaturas están en la mesa de la Academia.
Y las apuestas
De la combinación de estos factores, salen las especulaciones de los 'nobelólogos' que, en los últimos años, devienen en apuestas, gestionadas por la empresa británica Ladbroke. ¿Como si fuera un partido de fútbol? Exacto.
¿Y qué dice Ladbroke? Que hay un favorito que es ¡ja! sueco, blanco, varón y bastante apolítico. Tomas Tranströmer, poeta nacido en Estocolmo en 1931, cotiza seis a uno, mejor que ningún otro autor (aunque eso tampoco sea ninguna garantía (el año pasado, Herta Müller andaba rezagadísima). ¿La razón? Llevamos muchos años sin elegir a un poeta y ya toca. Tranströmer, por cierto, tiene dos obras traducidas al español y una al catalán. Puede ser un buen descubrimiento para este otoño.
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José Vicente Pascual González - Literary News
EL CONFIDENCIAL
La solidaridad, valor en alza en la literatura infantil
04/10/2010
EFE - 03/10/2010
Concha Carrón.
Madrid, 3 oct (EFE).- La importancia de ser solidario, el culto a la vida sana o el respeto a la naturaleza son algunos de los temas que más se repiten entre las novedades de la literatura infantil de este otoño, aunque la oferta literaria es tan variada como los valores que cada uno desee inculcar a los niños de su entorno.
"¿Te puedo leer un ratito?", de Roca editorial, es un libro de cuentos solidarios que estará en las librerías el próximo 11 de octubre y cuyos beneficios se destinarán exclusivamente a la Fundación Pequeño Deseo, dedicada a hacer realidad los deseos de niños con enfermedades crónicas o terminales.
Aunque en algunos casos esos niños desean conocer a los deportistas o artistas que admiran, en otros, como en el de Judith, el anhelo era que se publicase un cuento escrito por ella, afán que se cumple en este libro, en el que, además, colaboran personalidades del mundo de la música, la literatura, el cine o la televisión.
Entre los que han aportado su granito de arena con sus cuentos, según la editorial, están Miguel Bosé, Ángeles Caso, Ana García-Siñeriz, Cayetana Guillén-Cuervo, Carmen Posadas, Boris Izaguirre, Marta Robles o Belinda Washington, en un libro prologado por Luis María Ansón que recoge ilustraciones a color de Eugenia Martínez de Irujo.
Además del valor solidario, la literatura infantil cada vez está más involucrada en el mensaje educativo sobre la importancia de la alimentación sana.
"La gacela Julieta nos pone a dieta" (Pirueta), en el que ha colaborado Alejandra Gutiérrez, dietista-nutricionista de Gastroenterologia del Hospital Sant Joan de Déu, abunda en este mensaje, al dirigir al lector a una alimentación equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos en cantidades necesarias.
Nada mejor para inculcar el amor y respeto por la naturaleza a los más pequeños que unos buenos textos sobre animales, como los dedicados este otoño por Andrés y Ana Guerrero en Anaya a los osos, caracoles, dragones y perros.
En la misma labor, los hermanos Guerrero son ayudados por otros autores como Godeleine de Rosamel en "Los animales de la sabana", un libro-juego de la misma editorial en el que se invita al público infantil a descubrir los animales de la sabana.
"Desfile de animales", "Tento busca su osito" o "Me gusta la naturaleza", de Edelvives, van dirigidos al mismo objetivo, de la misma forma que "Flanimales" o "Primer Atlas del cuerpo humano", publicados por Edebé.
Timunmás (Planeta), dentro de su colección Preescolar de la serie de Teo publica "Adoptamos un perro", y también avanza ya el "Calendario Teo 2011" a partir de 3 años, una divertida forma de conocer los días de la semana y del mes.
Mcmillan Infantil y Juvenil pone a la venta dos espectaculares libros-regalo de una nueva colección de relatos clásicos que arranca con "Peter Pan" y "El mago de Oz", de gran formato, con pop-ups y música.
También en formato de libro interactivo Mcmillan saca este octubre un divertido libro pop-up sobre el cuerpo humano: "¡Abracadabra, que tu cuerpo se abra¡", y otro de manualidades creativas: "Taller, arte de papel", con el que se invita a los niños a convertirse en artistas recreando cuadros famosos y a acercarse de forma lúdica y creativa al arte.
En el apartado de álbumes ilustrados, SM publica "El hombre que entraba por la ventana", en el que las imágenes hablan por sí solas, al igual que "Las nanas de Miguel", en el que se recrea la infancia de Miguel Hernández como pastor y la influencia que esta etapa tuvo en su obra poética posterior.
Los cómics siguen cobrando importancia entre los niños, motivo por el cual SM pone a la venta al personaje más aventurero de El Barco de Vapor, Maxi, ahora en cómic, con la publicación de "Maxi en New York" y "Maxi en África".
De las distintas series de El Barco de Vapor, SM sigue ahondando en nuevas historias de conocidos personajes: Morris, Pupi o la hormiga Miga, mientras que las destinadas a los mayores de 11 años retratan el mundo de hoy, como "Cartas de amor" o "La gruta de las escorias".
Montena, ante el triunfo sin precedentes del pequeño murciélago detective "Bat Pat", creado por Roberto Pavanello, sigue sacando nuevos números como "Nunca bromees con un samurái".
Una lista interminable de libros para todos los gustos y todas las edades con el fin de que no exista excusa para que los niños dejen de ser el colectivo que más lee. EFE cc/cat.
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José Vicente Pascual González - Literary News
DW-Wordl.DE
04/10/2010
LITERATURA | 04.10.2010
Argentina en la Feria del Libro de Fráncfort: "Una gran oportunidad"
Sittenlehre (Ciencias morales) y Zweimal Juni (Dos veces junio), de Martín Kohan. (Editorial Suhrkamp & Insel).
Sobre las ediciones de autores argentinos y la difusión de literatura argentina en Alemania habló con Deutsche Welle Jürgen Dormagen, lector para América Latina de la editorial Suhrkamp & Insel.
Con el trasfondo de la Feria del Libro de Fráncfort y la presencia de Argentina como país invitado de honor, Deutsche Welle habló con Jürgen Dormagen, lector responsable para América Latina, España y Portugal de la editorial Suhrkamp & Insel sobre las nuevas ediciones de autores argentinos en alemán.
Deutsche Welle: ¿Cómo es el intercambio entre Argentina y Alemania en lo que respecta a las ediciones de autores argentinos? ¿Cómo es el contacto entre las editoriales alemanas y los escritores?
Jürgen Dormagen: Argentina es conocida en Alemania y en toda Europa Central como un país productor de literatura. El lector culto e interesado conoce como mínimo a Borges y a Cortázar, y muchos conocen las novelas y los cuentos de Adolfo Bioy Casares. En los últimos años se han dado a conocer jóvenes
Jürgen Dormagen es lector responsable para América Latina de la editorial alemana Suhrkamp & Inseln.
escritores a través de traducciones al alemán. No se trata de autores de best-sellers con ventas en todo el mundo, pero tanto el público interesado como aquellos que gustan de las novelas policiales con finales poco predecibles conocen a los autores argentinos. En cuanto al intercambio literario internacional entre Alemania y Argentina, las editoriales argentinas tratan de dar a conocer a sus autores en las editoriales europeas y, en este caso, alemanas. A menudo son las agencias literarias las que también juegan un papel importante, en su mayoría con sede en Buenos Aires. Claro que aquellos escritores que publican en España tienen más oportunidades de ser conocidos en Europa. Pero la presencia de Argentina como invitado de honor en la Feria del Libro de Frankfurt es una gran oportunidad de que ambas partes se conozcan mejor. También para que la crítica literaria, el mercado del libro y el lector en general conozcan en la feria a los escritores a través de debates e informes que se podrán leer y ver por televisión en Alemania, en Austria y en Suiza. Pienso que Argentina tiene un papel central y que es una gran oportunidad.
¿Cómo llegan los nuevos autores argentinos al público alemán? ¿Cómo son recibidos por los lectores?
El camino va desde las editoriales argentinas y, muchas veces, a través de editoriales españolas que publican a escritores argentinos y, en parte, a través de las agencias literarias localizadas en Barcelona, Madrid o Buenos Aires, o también aquí en Berlín o en Fráncfort. Esta es la vía más normal. A partir del boom latinoamericano, y más tarde, a partir de Isabel Allende y de Carlos Ruiz Zafón, tanto las editoriales grandes como las pequeñas notaron que la literatura hispanoamericana tiene gran aceptación. Por eso hay, tanto en las grandes empresas editoras como en las pequeñas editoriales, personas que leen a los autores en castellano y scouts y consultores que recaban informaciones sobre los libros. En cuanto a la recepción de los escritores en el público lector alemán, qué libros se venden más, eso muy diverso y se verá después de la Feria del Libro.
¿Qué autores argentinos y qué títulos publica la editorial Suhrkamp?
Suhrkamp viene publicando a autores argentinos desde hace tres décadas. Algunos grandes escritores son Silvina Ocampo, Cortázar ("Rayuela"), Manuel Puig, Osvaldo Soriano, los grandes autores argentinos clásicos. Hace algunos años hemos incorporado a otros autores de la nueva narrativa de escritores vivos: Martín Kohan, con tres títulos editados en Suhrkamp, mucho antes de que Argentina fuera invitado de honor de la Feria de Libro de Frankfurt, lo que habla de nuestro fuerte compromiso con la literatura argentina. Publicamos también a Sergio Olguín, a Elsa Osorio, y este año hemos publicado además a otros escritores nuevos con sus primeros libros en alemán: Laura Alcoba con "La casa de los conejos" ("Das Kaninchenhaus", en alemán), Samanta Schweblin con su libro de relatos "Pájaros en la boca" ("Die Wahrheit über die Zukunft"), la gran novela épica de Leopoldo Brizuela, "Lisboa" ("Die Nacht über Lissabon”, que se publica en estos días y seguramente tendrá una fuerte repercusión en el público alemán. Sin olvidar al gran autor Carlos María Domínguez, con una maravillosa novela, "La casa de papel" ("Das Papierhaus").
¿En qué se diferencian, en su opinión, los nuevos narradores argentinos, en cuanto a la elección de temas, por ejemplo, de los clásicos argentinos?
Está claro que, en comparación con los grandes autores argentinos citados, entre otros que no nombramos, el presente político y social es un factor importante en la literatura actual que se integra o se refleja con otra intensidad y de modo distinto en la producción literaria de los nuevos narradores, de otro modo que en un habitante de las bibliotecas como fue Borges. Es inevitable que la realidad sociopolítica del presente y del pasado reciente, con los años de la dictadura militar, deje su impronta en la forma más diversa en la escritura de la joven generación de escritores argentinos vivos. Y eso es algo que impresiona sobremanera y que es muy revelador para los lectores alemanes: cómo estos autores abordan el pasado argentino, de manera tan diversa y con tanto énfasis. Pero no en plan de acusación ni con la pretensión de saberlo todo, sino desde el relato interno de los personajes. Eso es algo muy interesante, algo de lo que no escapa ningún autor joven. Otra cosa que no se daba en la época de los autores clásicos son los diferentes géneros. Adolfo Bioy Casares y Borges sí coquetearon con la novela policial, pero el género como tal fue tomado por la nueva generación. También hay una escritura joven y conscientemente femenina que es una nueva característica de la literatura actual, si bien ya Silvina Ocampo o Alejandra Pizarnik escribían así. No hay nada demasiado nuevo en la literatura, pero sí lo hay en las nuevas pautas y en los matices que la diferencian. En Argentina hay toda una gama de posibilidades literarias, con los cuentos tan particulares, austeros y sumamente interesantes de Samanta Schweblin, y con la novela extensa, épica y de largo aliento de Leopoldo Brizuela sobre el pasado argentino que sigue influyendo en el presente. El marco adecuado ayuda a que los libros alcancen al público de forma duradera y con el énfasis necesario a través de la crítica y del mercado.
¿Cómo es el programa de Suhrkamp & Insel en cuanto a las publicaciones para la Feria del Libro de Frankfurt 2010?
En Suhrkamp & Insel tenemos una gran backlist, o lista de libros publicados en años anteriores que están disponibles para la venta. Contamos con los autores argentinos clásicos citados, y por eso nos decidimos a concientizar acerca de que, junto a esos autores clásicos, también están los nuevos narradores a los que vale la pena conocer, y decidimos ponerlos en primer plano. Algunos son Laura Alcoba, Leopoldo Brizuela, Carlos María Domínguez, Martín Kohan, Sergio Olguín, Elsa Osorio y Samanta Schweblin. Confeccionamos un prospecto justamente para acercarlos al público y para que los lectores sepan que no sólo se los puede leer teniendo en cuenta a los clásicos argentinos, sino como a autores actuales con un estilo propio.
¿Qué opina sobre el mercado del libro en Argentina con Buenos Aires como Capital del Libro 2011?
Para todos los que tenemos que ver con la literatura hispana y, especialmente, con la literatura latinoamericana está claro que en los últimos años ha habido mucho movimiento en Buenos Aires. Por un lado, debido a la aparición de gran cantidad de editoriales independientes con programas propios muy interesantes y, por el otro lado, por las grandes editoriales que están conectadas con editoras españolas (como Plaza y Janés, Planeta, Anaya y otras). Esto significa que allí está disponible todo el abanico de posibilidades literarias. También sabemos que para la mayoría de los lectores argentinos no es fácil pagar el precio de los libros, por no hablar de los libros importados de Europa. Pero creo que desde Fráncfort, Berlín, París o Amsterdam se considera a Buenos Aires un centro importante del libro y de la nueva literatura. En Alemania hay siempre gran curiosidad por las novedades literarias de América Latina. Y no sólo de Argentina, sino también de México y de otros países. Buenos Aires tiene una conexión cultural muy rica con Europa, un vínculo intelectual, y es un destino favorito de los viajeros europeos que quieren conocer una gran ciudad con tesoros culturales y con un universo literario propio.
Entrevista de Cristina Papaleo
Edición: Pablo Kummetz
A dedo
José Vicente Pascual González - Blog
Manuel López Ogayar
18 de septiembre de 2010
El gobierno de la Junta de Andalucía ha puesto en marcha la desfuncionarización de la Administración andaluza a raíz de la aprobación del reciente Decreto Ley 5/2010 de 27 de julio de reordenación del sector público. Desfuncionarizar la Administración significa eliminar la condición de funcionario, al menos en su concepción actual, lo cual es un cambio radical en la función pública andaluza, lo que está generando la movilización paulatina y creciente de todo el sector público andaluz a través de sus organizaciones sindicales.
Hay un tema de fondo que en general pasa desapercibido sobre lo que perdemos todos con esta actuación y que representa lo que significa y justifica la condición de funcionario, y que es aplicar lo que jurídicamente se denomina “ejercicio de la potestad administrativa”. En efecto, la razón de ser que justifica la existencia del funcionario es su función exclusiva de ejercicio de la potestad administrativa. Pero, ¿qué es esto de la potestad administrativa?; pues es simple y llanamente la garantía de aplicación de la ley con imparcialidad.
Efectivamente, la función de los funcionarios es aplicar la ley, en todos los ámbitos y sectores en los que tienen la misión de tramitarla, con imparcialidad, esto es, en igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley, con absoluta independencia respecto de las condiciones o intereses de los ciudadanos y muy particularmente respecto de su adscripción ideológica o política.
Y esto es importante porque frente a esta salvaguardia de imparcialidad del funcionario, está la situación de los políticos que dirigen la Administración pública, que dada su dependencia política y laboral del partido de turno que los nombra y los coloca, se encuentran claramente condicionados a orientar sus decisiones hacia los intereses de partido cuando no a los propios particulares que ocasionalmente pueda aprovechar cada uno.
Que nadie se llame a engaño, y la Junta de Andalucía es una muestra palpable, que los funcionarios trabajan para la Administración para la que aprobaron sus oposiciones y los políticos trabajan para sus partidos que los han nombrado y colocado.
Si eso es lo que quiere la sociedad, adelante, pues la sociedad es soberana, pero que nadie espere imparcialidad de una Administración sin funcionarios, y la reforma del presidente Griñan va dirigida a una Administración desfuncionarizada.
En efecto el Decreto Ley referido abre las puertas a que a través de Decretos del Consejo de Gobierno se fijen los Estatutos de cada Agencia Pública Empresarial asociada a cada Consejería estableciendo el reparto de las funciones entre cada Agencia y cada Consejería, y donde lo estime oportuno, con absoluta discrecionalidad, traspasará funciones de la Administración a las Agencias. A los funcionarios afectados se les propondrá pasar a las Agencias perdiendo su condición de funcionarios, y aquellos funcionarios que no pasen a las Agencias podrán quedar en las Consejerías pero bajo la dependencia funcional de las Agencias, bajo el régimen retributivo, de horario y disciplinario que se establezcan en los Estatutos y/o Convenios de esas Agencias, o sea que en la práctica perderán de manera efectiva la condición de funcionario.
Y así queda claramente establecido en el Decreto Ley referido, que en su artículo nueve establece
3. En el caso de que se trate de funciones que impliquen la participación directa o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la salvaguarda de los intereses generales que deban corresponder exclusivamente a personal funcionario de acuerdo con la legislación aplicable en materia de función pública, podrá llevarlas a cabo, bajo la dirección funcional de la agencia pública empresarial, el personal funcionario perteneciente a la Consejería o la agencia administrativa a la que esté adscrita. A tal fin, podrán configurarse en la relación de puestos de trabajo correspondiente las unidades administrativas precisas, que dependerán funcionalmente de la agencia pública empresarial.
La dependencia de este personal supondrá su integración funcional en la estructura de la agencia, con sujeción a las instrucciones y órdenes de servicio de los órganos directivos de la misma, quienes ejercerán las potestades que a tal efecto establece la normativa general. El decreto por el que se aprueben los estatutos de la agencia contendrá las prescripciones necesarias para concretar el régimen de dependencia funcional, especialmente en relación con el sistema de recursos administrativos, jornada y horario de trabajo, retribuciones en concepto de evaluación por desempeño y ejercicio de la potestad disciplinaria.
Tanto los funcionarios que dejen de serlo al ser trasferidos a las Agencias, como los funcionarios que quedando en las Consejerías queden bajo la dependencia funcional de las Agencias, perderán la independencia para actuar con imparcialidad, y pasarán de actuar bajo el principio de la potestad administrativa a actuar bajo el principio de obediencia debida.
Será lo más parecido a las cesantías de la administración de la antigua República, funcionarios al servicio de los políticos del gobierno y no al servicio de la Administración pública.
Esta es la mayor reforma de la función pública efectuada en todo el periodo de la dictadura y de la democracia hasta la actualidad, y se hace sin debate parlamentario y sin debate ni explicación clara a la sociedad, y lo que es peor, ello no contribuirá a la mejora de la eficiencia ni de la profesionalidad de la Administración, sino que mas al contrario fomentará el clientelismo, el sectarismo y el nepotismo.
Que nadie espere a partir de entonces la actuación imparcial del funcionario mas allá de la imparcialidad que en cada caso practique el político de turno de quien reciba las órdenes oportunas. La simple aplicación de la ley será consecuencia de la interpretación que en cada caso determine las órdenes del político correspondiente, de general poca formación jurídica, técnica y administrativa. En ningún caso podrá considerarse prevaricación del funcionario que se limitará a ejecutar las órdenes que reciba.
Triste panorama al que nos enfrentamos cuyas consecuencias difícilmente podrán alguna vez repararse y que representa un ejemplo más de la degradación democrática de nuestro descontrolado sistema político por la incompetencia e irresponsabilidad del partido del gobierno.
Manuel López Ogayar
18 de septiembre de 2010
El gobierno de la Junta de Andalucía ha puesto en marcha la desfuncionarización de la Administración andaluza a raíz de la aprobación del reciente Decreto Ley 5/2010 de 27 de julio de reordenación del sector público. Desfuncionarizar la Administración significa eliminar la condición de funcionario, al menos en su concepción actual, lo cual es un cambio radical en la función pública andaluza, lo que está generando la movilización paulatina y creciente de todo el sector público andaluz a través de sus organizaciones sindicales.
Hay un tema de fondo que en general pasa desapercibido sobre lo que perdemos todos con esta actuación y que representa lo que significa y justifica la condición de funcionario, y que es aplicar lo que jurídicamente se denomina “ejercicio de la potestad administrativa”. En efecto, la razón de ser que justifica la existencia del funcionario es su función exclusiva de ejercicio de la potestad administrativa. Pero, ¿qué es esto de la potestad administrativa?; pues es simple y llanamente la garantía de aplicación de la ley con imparcialidad.
Efectivamente, la función de los funcionarios es aplicar la ley, en todos los ámbitos y sectores en los que tienen la misión de tramitarla, con imparcialidad, esto es, en igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley, con absoluta independencia respecto de las condiciones o intereses de los ciudadanos y muy particularmente respecto de su adscripción ideológica o política.
Y esto es importante porque frente a esta salvaguardia de imparcialidad del funcionario, está la situación de los políticos que dirigen la Administración pública, que dada su dependencia política y laboral del partido de turno que los nombra y los coloca, se encuentran claramente condicionados a orientar sus decisiones hacia los intereses de partido cuando no a los propios particulares que ocasionalmente pueda aprovechar cada uno.
Que nadie se llame a engaño, y la Junta de Andalucía es una muestra palpable, que los funcionarios trabajan para la Administración para la que aprobaron sus oposiciones y los políticos trabajan para sus partidos que los han nombrado y colocado.
Si eso es lo que quiere la sociedad, adelante, pues la sociedad es soberana, pero que nadie espere imparcialidad de una Administración sin funcionarios, y la reforma del presidente Griñan va dirigida a una Administración desfuncionarizada.
En efecto el Decreto Ley referido abre las puertas a que a través de Decretos del Consejo de Gobierno se fijen los Estatutos de cada Agencia Pública Empresarial asociada a cada Consejería estableciendo el reparto de las funciones entre cada Agencia y cada Consejería, y donde lo estime oportuno, con absoluta discrecionalidad, traspasará funciones de la Administración a las Agencias. A los funcionarios afectados se les propondrá pasar a las Agencias perdiendo su condición de funcionarios, y aquellos funcionarios que no pasen a las Agencias podrán quedar en las Consejerías pero bajo la dependencia funcional de las Agencias, bajo el régimen retributivo, de horario y disciplinario que se establezcan en los Estatutos y/o Convenios de esas Agencias, o sea que en la práctica perderán de manera efectiva la condición de funcionario.
Y así queda claramente establecido en el Decreto Ley referido, que en su artículo nueve establece
3. En el caso de que se trate de funciones que impliquen la participación directa o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la salvaguarda de los intereses generales que deban corresponder exclusivamente a personal funcionario de acuerdo con la legislación aplicable en materia de función pública, podrá llevarlas a cabo, bajo la dirección funcional de la agencia pública empresarial, el personal funcionario perteneciente a la Consejería o la agencia administrativa a la que esté adscrita. A tal fin, podrán configurarse en la relación de puestos de trabajo correspondiente las unidades administrativas precisas, que dependerán funcionalmente de la agencia pública empresarial.
La dependencia de este personal supondrá su integración funcional en la estructura de la agencia, con sujeción a las instrucciones y órdenes de servicio de los órganos directivos de la misma, quienes ejercerán las potestades que a tal efecto establece la normativa general. El decreto por el que se aprueben los estatutos de la agencia contendrá las prescripciones necesarias para concretar el régimen de dependencia funcional, especialmente en relación con el sistema de recursos administrativos, jornada y horario de trabajo, retribuciones en concepto de evaluación por desempeño y ejercicio de la potestad disciplinaria.
Tanto los funcionarios que dejen de serlo al ser trasferidos a las Agencias, como los funcionarios que quedando en las Consejerías queden bajo la dependencia funcional de las Agencias, perderán la independencia para actuar con imparcialidad, y pasarán de actuar bajo el principio de la potestad administrativa a actuar bajo el principio de obediencia debida.
Será lo más parecido a las cesantías de la administración de la antigua República, funcionarios al servicio de los políticos del gobierno y no al servicio de la Administración pública.
Esta es la mayor reforma de la función pública efectuada en todo el periodo de la dictadura y de la democracia hasta la actualidad, y se hace sin debate parlamentario y sin debate ni explicación clara a la sociedad, y lo que es peor, ello no contribuirá a la mejora de la eficiencia ni de la profesionalidad de la Administración, sino que mas al contrario fomentará el clientelismo, el sectarismo y el nepotismo.
Que nadie espere a partir de entonces la actuación imparcial del funcionario mas allá de la imparcialidad que en cada caso practique el político de turno de quien reciba las órdenes oportunas. La simple aplicación de la ley será consecuencia de la interpretación que en cada caso determine las órdenes del político correspondiente, de general poca formación jurídica, técnica y administrativa. En ningún caso podrá considerarse prevaricación del funcionario que se limitará a ejecutar las órdenes que reciba.
Triste panorama al que nos enfrentamos cuyas consecuencias difícilmente podrán alguna vez repararse y que representa un ejemplo más de la degradación democrática de nuestro descontrolado sistema político por la incompetencia e irresponsabilidad del partido del gobierno.
domingo, 3 de octubre de 2010
El zulo de los elegidos
José Vicente Pascual González - Blog
By Francisco Morales Lomas
La maestría literaria de Villar Raso ha sido contrastada a lo largo del tiempo en múltiples obras de variada temática, sobresaliendo su ciclo de novelas africanas a las que en su momento dedicamos un cumplido comentario.
Su última creación, publicada por la editorial gerundense Quadrivium, El zulo de los elegidos, desarrolla una historia imposible. Existen retos para los narradores al construir espacios novelescos; sin embargo, la creación de un espacio narrativo como el existente en El zulo de los elegidos es complejo por cuanto nace de unas condiciones adversas: encerrar a un personaje, secuestrado por ETA durante doscientos sesenta y cinco días y ver qué pasa con él es de una gran osadía novelesca, porque es muy fácil caer en la monotonía inventada, en el pleonasmo, en la dispersión libresca o el recurso abusivo del monólogo interior. Todas estas posibilidades son salvadas con acierto y con unos presupuestos teóricos complejos Villar Raso logra construir una obra entretenida, variada y ágil que concita el interés y la atención del lector, pero sobre todo su humanidad, y alcanza la sustancialidad de la existencia, por cuanto a medida que avanza la obra los presupuestos iniciales (de corte político-social, fundamentalmente) cambian hacia los de la complejidad sentimental y vital del ser humano y su enmarañado mundo interior, que muchas veces vive ajeno al resto.
Cuando el empresario Santos Rivera sale del Hotel Borges en Madrid, un comando de ETA lo secuestra y lo introduce en un zulo de dos metros sesenta por uno ochenta. A muchos lectores les sonará la anécdota que nace de los anales de la historia de ETA (de casos concretos) y sus felonías. No es nada nueva, lo nuevo es saber trasladar al lector una historia interesante con unos rudimentos tan reducidos. Ahí aparece el gran novelista. Todo el proceso narrativo se sostiene sobre el diálogo y los excursos narrativos que nos adentran en las reflexiones del protagonista sobre él mismo y sus secuestradores. Desde el punto de vista de la tercera persona omnisciente, el narrador no sólo hace creíble a sus personajes sino que logra llevar el proceso dramático y vivencial del mismo con un absoluto rigor. No hay nada para la galería y el protagonista piensa y se expresa con un realismo deslumbrante, no exento, a veces, de una componente neoexpresionista; pero sobretodo Villar Raso aspira a construir psicologías y procesos de construcción-deconstrucción de las mismas. También de evolución, por supuesto, ya que el Santos Rivera de las primeras líneas nada tiene que ver con el de las últimas.
Santos Rivera es el hombre hecho a sí mismo: sin estudios construyó un emporio tras su paso por la construcción y su diversificación en las computadoras y el diseño, que declara en unas palabras seleccionadas por el novelista al inicio como fuente: “Soy uno de los elegidos por el terror que abre los ojos por primera vez y no consigo relajarme. He descubierto que el mundo perfecto, que había soñado a mi medida, no tiene el menor sentido”. Estas palabras anuncian cambios que se irán produciendo a medida que avance la anécdota novelesca. Esta terrible experiencia lo hace apreciar otras cosas, lo hace evolucionar: ser otro. Su aprendizaje es evidente: “Aprendes donde debes ir y lo poco que queda por hacer, lo poco que tienes ya que temer y esto se lo debo también a ellos. Porque sientes tu destino” (p. 255). Pero fundamentalmente descubre que, a pesar de todo, sigue siendo el amor, el amor hacia Miren, la etarra, el mejor instrumento para la ardua travesía de la existencia, el elixir que todo lo conmueve y todo lo ensalza y le evita la caída, su propia muerte: “En su mente estaba el zulo día y noche y una muchacha de pelo castaño que venía a verlo a todas horas y que siempre le sonreía” (p. 268). Siempre de la mano, a medida que el terror se hace monótono y habitual, surge el deseo, el amor que lo sustituye con su bondad y su eficacia como discurso valioso.
El elemento temporal (con las prolepsis evidentes para organizar el gran magma personal) se confecciona desde la linealidad y a ello contribuye la estructura en capítulos que llevan el dígito de los días transcurridos en el zulo como prisionero. Al principio cree que la pintura (el símbolo del arte como efecto vital) le ayudará a salvar la locura del encierro, pero será el amor el último instrumento para no caer en la depresión y la depresión, a través de Miren, una de las etarras. La construcción del proceso psicológico de adaptación al medio y a su nueva realidad resulta efectiva a partir de la historia que va construyendo, su propia memoria de terror: el zulo de los elegidos.
En tan extenso proceso está presente tanto el análisis político de la realidad vasca con todos sus componentes sentimentales e irracionales como el psicológico de los miembros del comando que aparecen y desaparecen o son motivo de sus diálogos. Pero es a partir de la mitad de la obra cuando Miren va adquiriendo un compromiso progresivo y una función estética, pues crea el mestizaje de la novela de corte político-social con la de corte sentimental. Ahí radica el verdadero sentido. Si la vocación política se hubiera hecho exclusiva habríamos asistido a una novela más. La presencia de Miren y su relación con el secuestrado le da una originalidad precisa, una nueva dimensión, y aspira a evitar los tópicos profundizando en los afectos humanos como elementos de reconciliación aunque las ideas sean distintas. Santos Rivera es de otra clase, de otra visión socio-política, pero esto no impide el acercamiento sentimental (a pesar de la diferencia de edad) entre ambos. Este es el hecho novelesco y su valor simbólico y original. La angustia, la desolación, la ruina física y moral, el deterioro progresivo están presentes en la obra, pero sólo los sentimientos hacia ella, ni siquiera la posibilidad futura de ser liberado, lo hacen cambiar y resistir: sólo los afectos: “Un hombre no tiene vida sin una mujer (…) Esa noche, ella le haría compañía y todo lo daría por bueno si conseguía estar a solas con ella, y verla sonreír” (p. 139).
Por supuesto que las consecuencias políticas están presentes en la obra, los raudos análisis sicológicos de los personajes (Mikel, Potot, Kepa, Idota…) a través de los diálogos, los enfrentamientos dialécticos, la conjunción de microrrelatos que van apoderándose a ratos de la estructura interna, los elementos oníricos como diapasón y la voluntad de fragmentariedad aleatoria que juega de contrapunto al proceso histórico-lineal de los personajes y la ficción: “Cuando se es mayor –le replicó don Santos sin inmutarse-, los ideales mueren, lo comprobará usted en su propia carne, y nos queda la televisión, el fútbol y la polaca. A mí nunca me ha interesado ni la televisión, ni el fútbol y la política ni cuando era joven. Sí me interesan los derechos humanos” (p. 194). De modo que sólo hay una linealidad aparente marcada por los estados psicológicos y el avance de los mismos. Por un momento la inquietud se adueña del lector, la sensación de terror; en otros, el erotismo y su constante presencia. Acaso sea el erotismo lo que surge cuando la muerte se presiente cercana.
Sus ideas sobre el país –en los abundantes diálogos de la novela- son críticas y piensa que deben suceder cosas muy gordas para que cambie el statu quoreinante. Desde esta visión pesimista avanza curiosamente una idea optimista en su trabajo como individuo y ser creador de riqueza: “Ve a España tal como es, un país con poca entidad y con los sueños rotos, sin políticos con conciencia de lo que debieran ser, y le duele. A sus sesenta y dos años nunca lo había visto así; nunca ha hecho otra cosa en su vida que trabajar sin pararse a reflexionar (…) Ha despreciado los temas grandes de lavida y de la historia del país…” (p. 209). Pero todo ello cambia, su evolución se evidencia. Diríamos que se hace más humano y comprende el sentido de la humanidad desde sus propias sensaciones y experiencias vitales.
El zulo de los elegidos es una buena apuesta novelesca que muestra una vez más la trascendencia de la narrativa de Manuel Villar Raso y ahonda en un proceso creador iniciado hace ya treinta y cinco años.
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Francisco Morales Lomas es catedrático de Lengua Castellana y Literatura. Autor de numerosos ensayos, en 2006 fue finalista en el Premio Nacional de Literatura por su obra Narrativa andaluza de fin se siglo. Preside laAsociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios.
By Francisco Morales Lomas
La maestría literaria de Villar Raso ha sido contrastada a lo largo del tiempo en múltiples obras de variada temática, sobresaliendo su ciclo de novelas africanas a las que en su momento dedicamos un cumplido comentario.
Su última creación, publicada por la editorial gerundense Quadrivium, El zulo de los elegidos, desarrolla una historia imposible. Existen retos para los narradores al construir espacios novelescos; sin embargo, la creación de un espacio narrativo como el existente en El zulo de los elegidos es complejo por cuanto nace de unas condiciones adversas: encerrar a un personaje, secuestrado por ETA durante doscientos sesenta y cinco días y ver qué pasa con él es de una gran osadía novelesca, porque es muy fácil caer en la monotonía inventada, en el pleonasmo, en la dispersión libresca o el recurso abusivo del monólogo interior. Todas estas posibilidades son salvadas con acierto y con unos presupuestos teóricos complejos Villar Raso logra construir una obra entretenida, variada y ágil que concita el interés y la atención del lector, pero sobre todo su humanidad, y alcanza la sustancialidad de la existencia, por cuanto a medida que avanza la obra los presupuestos iniciales (de corte político-social, fundamentalmente) cambian hacia los de la complejidad sentimental y vital del ser humano y su enmarañado mundo interior, que muchas veces vive ajeno al resto.
Cuando el empresario Santos Rivera sale del Hotel Borges en Madrid, un comando de ETA lo secuestra y lo introduce en un zulo de dos metros sesenta por uno ochenta. A muchos lectores les sonará la anécdota que nace de los anales de la historia de ETA (de casos concretos) y sus felonías. No es nada nueva, lo nuevo es saber trasladar al lector una historia interesante con unos rudimentos tan reducidos. Ahí aparece el gran novelista. Todo el proceso narrativo se sostiene sobre el diálogo y los excursos narrativos que nos adentran en las reflexiones del protagonista sobre él mismo y sus secuestradores. Desde el punto de vista de la tercera persona omnisciente, el narrador no sólo hace creíble a sus personajes sino que logra llevar el proceso dramático y vivencial del mismo con un absoluto rigor. No hay nada para la galería y el protagonista piensa y se expresa con un realismo deslumbrante, no exento, a veces, de una componente neoexpresionista; pero sobretodo Villar Raso aspira a construir psicologías y procesos de construcción-deconstrucción de las mismas. También de evolución, por supuesto, ya que el Santos Rivera de las primeras líneas nada tiene que ver con el de las últimas.
Santos Rivera es el hombre hecho a sí mismo: sin estudios construyó un emporio tras su paso por la construcción y su diversificación en las computadoras y el diseño, que declara en unas palabras seleccionadas por el novelista al inicio como fuente: “Soy uno de los elegidos por el terror que abre los ojos por primera vez y no consigo relajarme. He descubierto que el mundo perfecto, que había soñado a mi medida, no tiene el menor sentido”. Estas palabras anuncian cambios que se irán produciendo a medida que avance la anécdota novelesca. Esta terrible experiencia lo hace apreciar otras cosas, lo hace evolucionar: ser otro. Su aprendizaje es evidente: “Aprendes donde debes ir y lo poco que queda por hacer, lo poco que tienes ya que temer y esto se lo debo también a ellos. Porque sientes tu destino” (p. 255). Pero fundamentalmente descubre que, a pesar de todo, sigue siendo el amor, el amor hacia Miren, la etarra, el mejor instrumento para la ardua travesía de la existencia, el elixir que todo lo conmueve y todo lo ensalza y le evita la caída, su propia muerte: “En su mente estaba el zulo día y noche y una muchacha de pelo castaño que venía a verlo a todas horas y que siempre le sonreía” (p. 268). Siempre de la mano, a medida que el terror se hace monótono y habitual, surge el deseo, el amor que lo sustituye con su bondad y su eficacia como discurso valioso.
El elemento temporal (con las prolepsis evidentes para organizar el gran magma personal) se confecciona desde la linealidad y a ello contribuye la estructura en capítulos que llevan el dígito de los días transcurridos en el zulo como prisionero. Al principio cree que la pintura (el símbolo del arte como efecto vital) le ayudará a salvar la locura del encierro, pero será el amor el último instrumento para no caer en la depresión y la depresión, a través de Miren, una de las etarras. La construcción del proceso psicológico de adaptación al medio y a su nueva realidad resulta efectiva a partir de la historia que va construyendo, su propia memoria de terror: el zulo de los elegidos.
En tan extenso proceso está presente tanto el análisis político de la realidad vasca con todos sus componentes sentimentales e irracionales como el psicológico de los miembros del comando que aparecen y desaparecen o son motivo de sus diálogos. Pero es a partir de la mitad de la obra cuando Miren va adquiriendo un compromiso progresivo y una función estética, pues crea el mestizaje de la novela de corte político-social con la de corte sentimental. Ahí radica el verdadero sentido. Si la vocación política se hubiera hecho exclusiva habríamos asistido a una novela más. La presencia de Miren y su relación con el secuestrado le da una originalidad precisa, una nueva dimensión, y aspira a evitar los tópicos profundizando en los afectos humanos como elementos de reconciliación aunque las ideas sean distintas. Santos Rivera es de otra clase, de otra visión socio-política, pero esto no impide el acercamiento sentimental (a pesar de la diferencia de edad) entre ambos. Este es el hecho novelesco y su valor simbólico y original. La angustia, la desolación, la ruina física y moral, el deterioro progresivo están presentes en la obra, pero sólo los sentimientos hacia ella, ni siquiera la posibilidad futura de ser liberado, lo hacen cambiar y resistir: sólo los afectos: “Un hombre no tiene vida sin una mujer (…) Esa noche, ella le haría compañía y todo lo daría por bueno si conseguía estar a solas con ella, y verla sonreír” (p. 139).
Por supuesto que las consecuencias políticas están presentes en la obra, los raudos análisis sicológicos de los personajes (Mikel, Potot, Kepa, Idota…) a través de los diálogos, los enfrentamientos dialécticos, la conjunción de microrrelatos que van apoderándose a ratos de la estructura interna, los elementos oníricos como diapasón y la voluntad de fragmentariedad aleatoria que juega de contrapunto al proceso histórico-lineal de los personajes y la ficción: “Cuando se es mayor –le replicó don Santos sin inmutarse-, los ideales mueren, lo comprobará usted en su propia carne, y nos queda la televisión, el fútbol y la polaca. A mí nunca me ha interesado ni la televisión, ni el fútbol y la política ni cuando era joven. Sí me interesan los derechos humanos” (p. 194). De modo que sólo hay una linealidad aparente marcada por los estados psicológicos y el avance de los mismos. Por un momento la inquietud se adueña del lector, la sensación de terror; en otros, el erotismo y su constante presencia. Acaso sea el erotismo lo que surge cuando la muerte se presiente cercana.
Sus ideas sobre el país –en los abundantes diálogos de la novela- son críticas y piensa que deben suceder cosas muy gordas para que cambie el statu quoreinante. Desde esta visión pesimista avanza curiosamente una idea optimista en su trabajo como individuo y ser creador de riqueza: “Ve a España tal como es, un país con poca entidad y con los sueños rotos, sin políticos con conciencia de lo que debieran ser, y le duele. A sus sesenta y dos años nunca lo había visto así; nunca ha hecho otra cosa en su vida que trabajar sin pararse a reflexionar (…) Ha despreciado los temas grandes de lavida y de la historia del país…” (p. 209). Pero todo ello cambia, su evolución se evidencia. Diríamos que se hace más humano y comprende el sentido de la humanidad desde sus propias sensaciones y experiencias vitales.
El zulo de los elegidos es una buena apuesta novelesca que muestra una vez más la trascendencia de la narrativa de Manuel Villar Raso y ahonda en un proceso creador iniciado hace ya treinta y cinco años.
**
Francisco Morales Lomas es catedrático de Lengua Castellana y Literatura. Autor de numerosos ensayos, en 2006 fue finalista en el Premio Nacional de Literatura por su obra Narrativa andaluza de fin se siglo. Preside laAsociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios.
Cultura para quienes aborrecen la cultura
José Vicente Pascual González - Blog
03/10/2010
El articulista y blogger de El País, Hernán Casciari, ha renunciado a los artículos que publicaba los viernes en la edición impresa del periódico, así como al blog sobre televisión que mantenía activo en la edición digital. En una entrada bastante larga, bastante dolida y bastante enjundiosa, en la que relata su calvario como colaborador de El País y La Nación (Argentina), Casciari afirma, a modo de colofón en sus reflexiones sobre el sentido del periodismo en estos tiempos: “...al final del camino cobré lo mismo por hacer la mitad del trabajo, pero ése es justamente el pensamiento rácano del periodismo actual. Mejor sería pensar: ¿tiene sentido que un tipo que escribe tenga que expresarse conforme avance o retroceda la publicidad?”.
Publicidad, ingresos, contenidos
En efecto: cada época tiene sus azotes; y ésta en la que hemos ido a caer, y en lo que concierne a los medios de comunicación, sufre la plaga publicitaria. Los medios de comunicación, sean de la clase que sean, condicionan sus contenidos a la posibilidad de captar anunciantes. Aunque esa es la verdad del barquero. Ningún empresario del sector invierte su capital por amor al arte o, acaso, esos principios pimpolludos que se pregonan en las cabeceras de los diarios (“Independiente”, “Progresista”, etc). Ahora, eso sí, y a la recíproca: tampoco están legitimados para a argüir que gracias a los ingresos publicitarios, las empresas del gremio mantienen activo a un amplio colectivo laboral. El argumento de que “ganando dinero el periódico, todos ganamos”, es una falacia grande como la catedral de Colonia. Nunca antes los medios informativos estuvieron tan obsesionados por captar publicidad, nunca los contenidos fueron tan mínimos, esquemáticos, pueriles y atocinados, y nunca las condiciones laborales de los periodistas fueron tan indignas: desde el becario que trabaja gratis con tal de conseguir una mención en su currículo al redactor veterano que escribe un blog “a resultados” (es decir, cobrando en función de la publicidad captada), el panorama se manifiesta desolador. Y lo peor de todo: con pocas, ninguna perspectiva de mejorar.
Periódicos para quienes no leen periódicos
En esta dialéctica (llamémosla así, por favor, el término me recuerda a los viejos buenos tiempos), entre el factor publicitario y los contenidos apropiados para explotarlo, los dueños, consejos de redacción y redactores jefe han decidido que a los lectores de periódicos no les gusta leer periódicos. Consideran a su parroquia una masa zascandil de apresurados viajeros en el metro, ocupadísimos todo el santo día (no sé en qué andarán tan metidos, con el paro que está cayendo), y sin tiempo, ganas ni luces para echar la vista a un artículo de más de dos mil caracteres. Aunque eso sí: todos están entusiasmados con los cientos de colecciones, separatas, ofertas, cupones de descuento, vajillas, cristalerías, entradas para el cine y mil y una quincallerías que el periódico les ofrece a diario. En suma: se fabrican periódicos para la gente que odia leer la prensa.
Cultura para la gente que aborrece la cultura
Lo de la prensa, tal como señala Casciari en su artículo, es un síntoma. La epidemia parece más grave y mucho más extendida. El cine es otro ejemplo, y me refiero al cine español (con perdón por el oxímoron), edificado en los últimos años a base de películas concebidas para que disfrute la gente que suele aburrirse en el cine, interpretadas por actores que detestan de su oficio todo menos los focos e incapaces de pronunciar la palabra “dicción” sin trabucarse. Y si nos fijamos en otros ámbitos, el diagnóstico es el mismo y el pronóstico igual de incitante a la huida sin retorno: novelas para quienes no leen novelas, poesía para lectores que no entienden las metáforas, música para oídos groseros, estropeados por la megafonía de las discotecas... pondremos ahora un etcétera muy, muy largo.
Siempre ha habido cultura popular, me dirá usted. Pues sí, y lleva razón: siempre la hubo. Pero nunca la cultura masificada, inane, irrelevante y ruidosa, fue presentada con tanta desfachatez como la única posible, la genuina de nuestra época, la verdaderamente “democrática” porque todo el mundo puede disfrutar de ella, a menos que el receptor de esta bazofia haya nacido imbécil en grado anormalmente superlativo. Esto último no parece muy democrático, pero es que la cultura, el gusto por el arte o el sencillísimo gusto de leer tranquilamente un periódico sin que dos mil palabras echen para atrás al sosegado lector, no es algo democrático. Requiere esfuerzo, cuido de uno mismo, cierta inversión de tiempo y dinero para adquirir lo medios adecuados al conocimiento y...
¡Un momento! ¿He escrito “dinero”? Gastar en cultura es lo más antidemocrático del mundo, me susurran las alertas del Zeitgeist que todo escritor lleva instaladas en su cacumen, y Dios nos libre de contradecir al espíritu de los tiempos. La cultura gratis y sin esfuerzo... eso sí es cultura. ¿No? ¿O no? El único gasto en bienes culturales que la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos está dispuesto a afrontar es la tarifa plana de Internet: entretiene a los niños, ocupa las muchísimas horas muertas de las marujas y, a mayor beneficio, la Wikipedia es un pozo de sabiduría insondable (e imprevisible). Ea, no haya polémicas entonces. A disfrutar de la cultura sin cultura, de los periódicos sin contenidos, de los libros que, por no molestar, no dicen nada, y de la música que se oye en todas partes para que nadie la escuche. Seamos democráticos y sencillos, humildes como ratones de película de Disney. ¡Zeitgeist! Punto polémica.
Casciari es un antiguo.
03/10/2010
El articulista y blogger de El País, Hernán Casciari, ha renunciado a los artículos que publicaba los viernes en la edición impresa del periódico, así como al blog sobre televisión que mantenía activo en la edición digital. En una entrada bastante larga, bastante dolida y bastante enjundiosa, en la que relata su calvario como colaborador de El País y La Nación (Argentina), Casciari afirma, a modo de colofón en sus reflexiones sobre el sentido del periodismo en estos tiempos: “...al final del camino cobré lo mismo por hacer la mitad del trabajo, pero ése es justamente el pensamiento rácano del periodismo actual. Mejor sería pensar: ¿tiene sentido que un tipo que escribe tenga que expresarse conforme avance o retroceda la publicidad?”.
Publicidad, ingresos, contenidos
En efecto: cada época tiene sus azotes; y ésta en la que hemos ido a caer, y en lo que concierne a los medios de comunicación, sufre la plaga publicitaria. Los medios de comunicación, sean de la clase que sean, condicionan sus contenidos a la posibilidad de captar anunciantes. Aunque esa es la verdad del barquero. Ningún empresario del sector invierte su capital por amor al arte o, acaso, esos principios pimpolludos que se pregonan en las cabeceras de los diarios (“Independiente”, “Progresista”, etc). Ahora, eso sí, y a la recíproca: tampoco están legitimados para a argüir que gracias a los ingresos publicitarios, las empresas del gremio mantienen activo a un amplio colectivo laboral. El argumento de que “ganando dinero el periódico, todos ganamos”, es una falacia grande como la catedral de Colonia. Nunca antes los medios informativos estuvieron tan obsesionados por captar publicidad, nunca los contenidos fueron tan mínimos, esquemáticos, pueriles y atocinados, y nunca las condiciones laborales de los periodistas fueron tan indignas: desde el becario que trabaja gratis con tal de conseguir una mención en su currículo al redactor veterano que escribe un blog “a resultados” (es decir, cobrando en función de la publicidad captada), el panorama se manifiesta desolador. Y lo peor de todo: con pocas, ninguna perspectiva de mejorar.
Periódicos para quienes no leen periódicos
En esta dialéctica (llamémosla así, por favor, el término me recuerda a los viejos buenos tiempos), entre el factor publicitario y los contenidos apropiados para explotarlo, los dueños, consejos de redacción y redactores jefe han decidido que a los lectores de periódicos no les gusta leer periódicos. Consideran a su parroquia una masa zascandil de apresurados viajeros en el metro, ocupadísimos todo el santo día (no sé en qué andarán tan metidos, con el paro que está cayendo), y sin tiempo, ganas ni luces para echar la vista a un artículo de más de dos mil caracteres. Aunque eso sí: todos están entusiasmados con los cientos de colecciones, separatas, ofertas, cupones de descuento, vajillas, cristalerías, entradas para el cine y mil y una quincallerías que el periódico les ofrece a diario. En suma: se fabrican periódicos para la gente que odia leer la prensa.
Cultura para la gente que aborrece la cultura
Lo de la prensa, tal como señala Casciari en su artículo, es un síntoma. La epidemia parece más grave y mucho más extendida. El cine es otro ejemplo, y me refiero al cine español (con perdón por el oxímoron), edificado en los últimos años a base de películas concebidas para que disfrute la gente que suele aburrirse en el cine, interpretadas por actores que detestan de su oficio todo menos los focos e incapaces de pronunciar la palabra “dicción” sin trabucarse. Y si nos fijamos en otros ámbitos, el diagnóstico es el mismo y el pronóstico igual de incitante a la huida sin retorno: novelas para quienes no leen novelas, poesía para lectores que no entienden las metáforas, música para oídos groseros, estropeados por la megafonía de las discotecas... pondremos ahora un etcétera muy, muy largo.
Siempre ha habido cultura popular, me dirá usted. Pues sí, y lleva razón: siempre la hubo. Pero nunca la cultura masificada, inane, irrelevante y ruidosa, fue presentada con tanta desfachatez como la única posible, la genuina de nuestra época, la verdaderamente “democrática” porque todo el mundo puede disfrutar de ella, a menos que el receptor de esta bazofia haya nacido imbécil en grado anormalmente superlativo. Esto último no parece muy democrático, pero es que la cultura, el gusto por el arte o el sencillísimo gusto de leer tranquilamente un periódico sin que dos mil palabras echen para atrás al sosegado lector, no es algo democrático. Requiere esfuerzo, cuido de uno mismo, cierta inversión de tiempo y dinero para adquirir lo medios adecuados al conocimiento y...
¡Un momento! ¿He escrito “dinero”? Gastar en cultura es lo más antidemocrático del mundo, me susurran las alertas del Zeitgeist que todo escritor lleva instaladas en su cacumen, y Dios nos libre de contradecir al espíritu de los tiempos. La cultura gratis y sin esfuerzo... eso sí es cultura. ¿No? ¿O no? El único gasto en bienes culturales que la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos está dispuesto a afrontar es la tarifa plana de Internet: entretiene a los niños, ocupa las muchísimas horas muertas de las marujas y, a mayor beneficio, la Wikipedia es un pozo de sabiduría insondable (e imprevisible). Ea, no haya polémicas entonces. A disfrutar de la cultura sin cultura, de los periódicos sin contenidos, de los libros que, por no molestar, no dicen nada, y de la música que se oye en todas partes para que nadie la escuche. Seamos democráticos y sencillos, humildes como ratones de película de Disney. ¡Zeitgeist! Punto polémica.
Casciari es un antiguo.
sábado, 2 de octubre de 2010
Renuncia Casciari
José Vicente Pascual González - Blog
Casciari se despide de El País: "¿Tiene sentido que tenga que expresarme conforme avance o retroceda la publicidad?"
Renuncio
30 septiembre, 2010
Renuncié hace unos días a mi columna de los domingos en el diario La Nación, de Argentina, y renuncio hoy a mi columna de los viernes en El País, de España. Noventa columnas y dos años de trabajo en La Nación; ciento veinte columnas y tres años en El País. Aprendí mucho de ambos periódicos. Aprendí, sobre todo, que solamente me puedo divertir en un medio sin publicidad, y que solamente puedo dormir los viernes —de un tirón, sin telefonazos intempestivos— en un medio sin ideología.
I.
Cuando me llamaron del diario El País para hacer una columna los viernes en el EP3, aquel era un suplemento de 16 páginas y mi extensión límite de cuatrocientas palabras. Aquello fue en marzo de 2008. Todavía no despuntaba en Europa la crisis y las empresas aún invertían muchísimo en publicidad. A los seis meses entró un pie de página justo debajo de mi columna y adiós mis cuatrocientas palabras. Mi límite fue de trescientas veinte.
Entonces llegó la crisis. Pensé:
—A ver si ahora, sin tanto auspiciante, vuelvo a mi tamaño original.
No. Le quitaron un pliego al suplemento para abaratar costes. Más tarde la crisis arreció, y adiós otro pliego. Mi última entrega, que ocurrirá mañana, son escasísimas doscientas cuarenta palabras en un suplemento de ocho páginas. ¿Saben ustedes cuántas son doscientas cuarenta palabras? Lo que acabo de escribir ahora, en estos cinco minutos. El próximo punto y aparte será igual a mis columnas de El País.
Se me podrá decir que tengo suerte, porque al final del camino cobré lo mismo por hacer la mitad del trabajo, pero ése es justamente el pensamiento rácano del periodismo actual. Mejor sería pensar: ¿tiene sentido que un tipo que escribe tenga que expresarse conforme avance o retroceda la publicidad? Por lo menos no se trata de censura ideológica, es verdad, pero la decepción interna es idéntica.
No puede ser posible que cuando las cosas le van muy bien a las empresas tengas que escribir menos —porque entra publicidad— y cuando las cosas le van mal a las empresas tengas que escribir menos —porque le quitan páginas al diario. ¿Qué tiene que pasar, económicamente hablando, para que los lectores leamos en paz (o para que los periodistas escribamos en paz) un texto de mil palabras?
En La Nación de Argentina, en cambio, nunca me recortaron las seiscientas palabras de mi columna dominical. Allí el límite sí era más bien ideológico. No utilizar groserías, que todo lo dicho sea una verdad contrastada, respetar a la institución eclesiástica y no escandalizar a los lectores habituales del periódico. Unas cláusulas complicadas para quien escribe, más por limitación que por estilismo, enormes boludeces y mentiras grandes como un caballo.
Cada vez que enviaba una columna incorrecta a La Nación, sonaba el teléfono de casa. Es horrible cuando te corrigen desde un país donde hay cinco horas de diferencia horaria, porque el llamado fatal ocurre, casi siempre, a las dos de la madrugada.
—Hola Hernán, disculpame la hora pero estamos cerrando —me decían.
—No, todo bien, decime —contestaba yo con la voz seca y el lado izquierdo de la cara con marcas de almohadón.
—Estábamos editando tu columna y nos saltó una duda. ¿Qué querés decir, exactamente, en el párrafo sobre Ratzinger?
—En qué parte.
—Donde ponés que a “Ratzinger le gusta que le metan una lámpara de pie en el ojete”… ¿Está contrastada esa información?
—No. Es una sospecha que tengo.
—Pero es muy delicado decirlo sin un sustento. Es una información muy fuerte.
—No es una información, es un chiste. ¿Querés sacar ‘ojete’ y poner ‘ano’? Por mí todo bien, no soy quisquilloso.
—Me preocupa más la expresión ‘lámpara de pie’… A nuestros lectores no les gustan esas referencias lumínicas hacia la Iglesia Católica.
Entonces yo me levantaba, iba a la máquina y empezaba a quitar chistes y pensamientos trasnochados hasta que quedaba una columna más decente. También menos mía, es verdad. Pero mucho más decente.
Si tengo que ser sincero, en estos dos años me molestaron más los recortes de El País que los de La Nación. El diario argentino me limitaba en base a un convencimiento moral o, por decirlo de algún modo, por respeto a un libro de estilo interno y a una tipología de lector. El diario español no. Los recortes de El País de los últimos años —y el de casi todos los periódicos de este lado del charco— se basan en el impulso económico de abaratar costes y de pensar, cada vez menos, en sus lectores.
II.
Y ya que estamos en el tren, aviso por este medio a Random House Mondadori que también renuncio a sacar nuevos libros con la Editorial Sudamericana de Argentina, o con Editorial Grijalbo en México. Por contrapartida, no tengo más que agradecimientos con Plaza & Janés de España. Pero como vengo embalado tampoco publicaré más allí.
No quiero saber más nada con Grijalbo porque en 2006 editó una versión de “Más respeto que soy tu madre” cambiando frases completas del libro sin consultarme. (Ya una vez lo conté en este blog.) De repente, mi personaje Zacarías Bertotti no era hincha fanático de Racing, sino del América de México. Y sin consultarme tampoco, Grijalbo le puso a ese mismo libro una portada espantosa y una tipografía horrenda. Y sin consultarme, catalogó a mi novela como de “autoayuda”. No quiero saber más nada con Grijalbo porque nunca supe si habían vendido un ejemplar. No me lo dijeron jamás, ni telefónicamente, ni por la vía habitual de depositarme la guita en el banco. No tengo datos al respecto.
Y no quiero tener más relación con Editorial Sudamericana porque estoy podrido de contestar mails de los lectores argentinos diciendo que mis libros siempre están agotados, o que no los pueden encontrar. Caminé muchas veces por Buenos Aires y lo comprobé. Distribución espantosa, marketing desganado, mucha desidia. Si no hubiera sido por los benditos .pdf de cada libro, que aparecen puntuales en Orsai, en mi país de origen no me lee ni el gato.
La última vez que estuve en Buenos Aires (no fue hace mucho) el director de Sudamericana me dijo, como al pasar, que solamente se habían vendido 975 ejemplares de mi primer libro de bolsillo en Argentina. Me dio una grandísima vergüenza en retrospectiva. Por suerte no supe aquello en 2005 —pensé— cuando salió aquel libro, porque me retiraba para siempre del circuito de las letras.
Sin embargo, un par de semanas después me encontré en el Skype con Andrés Monferrand, un gran amigo y un buen librero mercedino.
—En Mercedes tus libros se venden como bizcochitos —me dijo feliz—. Tengo una lista de cuánto vendí en la librería, año por año.
Y me adjuntó esas cifras. De aquel primer libro de bolsillo, Andrés había vendido en mi ciudad natal 650 ejemplares. Qué extraño, pensé, recordando la cifra total de ventas en Argentina según Sudamericana. Qué extraño. En una de las tres librerías de mi ciudad casi se habían vendido todos los ejemplares del país. O Andrés me mentía, o me mentía la Editorial.
Yo creo que Andrés exageraba.
III.
La revista que estamos haciendo con el Chiri es, sobre todo, ganas enormes de volver a leer largo y tendido, y de que cada colaborador escriba hasta que se le antoje. Queremos tener en las manos un papel que no te venda nada, ni explícito ni subliminal. Regresar a la crónica periodística y a la ilustración de calidad, y que las fotos te cuenten una historia, y que cada línea y cada desglose esté hecho por personas apasionadas, y no por burócratas, pasantes, acomodados y becarios.
En Francia hay un precedente. El periodista Patrick de Saint-Exupéry trabajaba en Le Figaro y, según él, no soportaba ajustar sus artículos a un número limitado de líneas. Entonces creó la revista XXI, en enero de 2008, respondiendo justamente a eso. Reivindicaba el periodismo de investigación, el mismo que la prensa tradicional está perdiendo a causa de Internet. O, en realidad, por querer parecerse a Internet.
Yo me compré unos números de la XXI, y está muy bien, a pesar de ser demasiado seria. Pero algo no me gustó. La suscripción anual sale 60 euros en Francia, 70 euros en Latinoamérica y 80 euros en África. ¿En África, incluso en la zona africana que habla francés, la revista sale más cara que en el resto del mundo? Algo está funcionando mal.
Nosotros estamos armando una revista que, encuadernadita y con olor a tinta fresca, llegará sin falta a los países que hablan nuestro idioma. A todos esos países, quiero decir, no únicamente a España, México y Argentina. A todos. Queremos que la revista llegue a cada sitio donde haya alguien que quiera leer con serenidad, y que tenga un precio razonable para ese sitio. No importa si ese sitio se llama Madrid o se llama Cochabamba. Tiene que costar, en cada región, lo que cuesta un libro de tapa blanda. O es así, o no es.
Y va a ser así, incluso a pérdida.
El mayor de nuestros objetivos, el que más ganas nos dará cumplir el uno de enero, es que la revista Orsai llegue a Cuba con un precio de tapa de 4 pesos cubanos, gastos de envío incluido. La misma que en Barcelona costará 20 euros, o 15 (ya veremos), y en el resto de Latinoamérica valdrá 11 dólares, o 9 (ya veremos). La misma. Nuestro objetivo es demostrar que si nadie lo hizo todavía, no fue por imposible.
Estamos organizando una estructura de distribución en donde ustedes, los cientos de lectores que llenaron de comentarios el texto anterior, tienen muchísimo que ver. Una red entre los lectores y los libreros como Andrés Monferrand en Mercedes, o como el propio Chiri en Luján. Los libreros amigos. A ellos tenemos que empezar ya mismo a decirles que estén atentos a este blog la semana que viene. Y que saquen con tiempo una cuenta en PayPal, porque empezarán a hacer buenos negocios. Para empezar, la cosa es con ellos. Con los libreros. Y a los libreros los tienen que informar ustedes.
Pero basta, basta, ya estoy adelantando más de lo que puedo, y hoy me senté a escribir sobre otra cosa. Sobre La Nación, sobre El País, y sobre Random House… Hoy tenía ganas de escribir sobre renuncias y portazos.
En este sencillo acto, entonces, y ante la aterradora mirada de Cristina, mi mujer, que es catalana y no entiende de gestas y epopeyas, renuncio a todo lo molesto y a todo lo incordioso y a todo lo burocrático y a todo lo extremadamente sigloveinte de mi oficio. Le digo chau, feliz de la vida y sin rencor, a los intermediarios que me obstaculizan la charla con los lectores. Chau publicidad, que te recorta la palabra; hasta nunca burocracia, que te distribuye mal y pronto; adiós y buena suerte ideología, que te despierta por la noche.
—También dile adiós a la seguridad social y a que nos entre un duro en el banco —me interrumpe Cristina—, saluda de nuestra parte a la universidad de la Nina, despídete de comprarnos una casa y dejar de ser inquilinos, dile adiós a hacerte el tratamiento de conducto cuando se te caigan los dientes de tanto cenar las sobras… Que lo sepas, que yo cojo una maleta y me marcho, si sigues con esa idea de Cuba a cuatro pesos. ¿Qué se te ha perdido a ti en Cuba? Tú y el imbécil de tu amigo. Que desde que llegó os creéis Batman y Robin…
—¡Silencio, mujer! ¡Con tus gritos nadie puede ser anarquista en esta casa!
Casciari se despide de El País: "¿Tiene sentido que tenga que expresarme conforme avance o retroceda la publicidad?"
Renuncio
30 septiembre, 2010
Renuncié hace unos días a mi columna de los domingos en el diario La Nación, de Argentina, y renuncio hoy a mi columna de los viernes en El País, de España. Noventa columnas y dos años de trabajo en La Nación; ciento veinte columnas y tres años en El País. Aprendí mucho de ambos periódicos. Aprendí, sobre todo, que solamente me puedo divertir en un medio sin publicidad, y que solamente puedo dormir los viernes —de un tirón, sin telefonazos intempestivos— en un medio sin ideología.
I.
Cuando me llamaron del diario El País para hacer una columna los viernes en el EP3, aquel era un suplemento de 16 páginas y mi extensión límite de cuatrocientas palabras. Aquello fue en marzo de 2008. Todavía no despuntaba en Europa la crisis y las empresas aún invertían muchísimo en publicidad. A los seis meses entró un pie de página justo debajo de mi columna y adiós mis cuatrocientas palabras. Mi límite fue de trescientas veinte.
Entonces llegó la crisis. Pensé:
—A ver si ahora, sin tanto auspiciante, vuelvo a mi tamaño original.
No. Le quitaron un pliego al suplemento para abaratar costes. Más tarde la crisis arreció, y adiós otro pliego. Mi última entrega, que ocurrirá mañana, son escasísimas doscientas cuarenta palabras en un suplemento de ocho páginas. ¿Saben ustedes cuántas son doscientas cuarenta palabras? Lo que acabo de escribir ahora, en estos cinco minutos. El próximo punto y aparte será igual a mis columnas de El País.
Se me podrá decir que tengo suerte, porque al final del camino cobré lo mismo por hacer la mitad del trabajo, pero ése es justamente el pensamiento rácano del periodismo actual. Mejor sería pensar: ¿tiene sentido que un tipo que escribe tenga que expresarse conforme avance o retroceda la publicidad? Por lo menos no se trata de censura ideológica, es verdad, pero la decepción interna es idéntica.
No puede ser posible que cuando las cosas le van muy bien a las empresas tengas que escribir menos —porque entra publicidad— y cuando las cosas le van mal a las empresas tengas que escribir menos —porque le quitan páginas al diario. ¿Qué tiene que pasar, económicamente hablando, para que los lectores leamos en paz (o para que los periodistas escribamos en paz) un texto de mil palabras?
En La Nación de Argentina, en cambio, nunca me recortaron las seiscientas palabras de mi columna dominical. Allí el límite sí era más bien ideológico. No utilizar groserías, que todo lo dicho sea una verdad contrastada, respetar a la institución eclesiástica y no escandalizar a los lectores habituales del periódico. Unas cláusulas complicadas para quien escribe, más por limitación que por estilismo, enormes boludeces y mentiras grandes como un caballo.
Cada vez que enviaba una columna incorrecta a La Nación, sonaba el teléfono de casa. Es horrible cuando te corrigen desde un país donde hay cinco horas de diferencia horaria, porque el llamado fatal ocurre, casi siempre, a las dos de la madrugada.
—Hola Hernán, disculpame la hora pero estamos cerrando —me decían.
—No, todo bien, decime —contestaba yo con la voz seca y el lado izquierdo de la cara con marcas de almohadón.
—Estábamos editando tu columna y nos saltó una duda. ¿Qué querés decir, exactamente, en el párrafo sobre Ratzinger?
—En qué parte.
—Donde ponés que a “Ratzinger le gusta que le metan una lámpara de pie en el ojete”… ¿Está contrastada esa información?
—No. Es una sospecha que tengo.
—Pero es muy delicado decirlo sin un sustento. Es una información muy fuerte.
—No es una información, es un chiste. ¿Querés sacar ‘ojete’ y poner ‘ano’? Por mí todo bien, no soy quisquilloso.
—Me preocupa más la expresión ‘lámpara de pie’… A nuestros lectores no les gustan esas referencias lumínicas hacia la Iglesia Católica.
Entonces yo me levantaba, iba a la máquina y empezaba a quitar chistes y pensamientos trasnochados hasta que quedaba una columna más decente. También menos mía, es verdad. Pero mucho más decente.
Si tengo que ser sincero, en estos dos años me molestaron más los recortes de El País que los de La Nación. El diario argentino me limitaba en base a un convencimiento moral o, por decirlo de algún modo, por respeto a un libro de estilo interno y a una tipología de lector. El diario español no. Los recortes de El País de los últimos años —y el de casi todos los periódicos de este lado del charco— se basan en el impulso económico de abaratar costes y de pensar, cada vez menos, en sus lectores.
II.
Y ya que estamos en el tren, aviso por este medio a Random House Mondadori que también renuncio a sacar nuevos libros con la Editorial Sudamericana de Argentina, o con Editorial Grijalbo en México. Por contrapartida, no tengo más que agradecimientos con Plaza & Janés de España. Pero como vengo embalado tampoco publicaré más allí.
No quiero saber más nada con Grijalbo porque en 2006 editó una versión de “Más respeto que soy tu madre” cambiando frases completas del libro sin consultarme. (Ya una vez lo conté en este blog.) De repente, mi personaje Zacarías Bertotti no era hincha fanático de Racing, sino del América de México. Y sin consultarme tampoco, Grijalbo le puso a ese mismo libro una portada espantosa y una tipografía horrenda. Y sin consultarme, catalogó a mi novela como de “autoayuda”. No quiero saber más nada con Grijalbo porque nunca supe si habían vendido un ejemplar. No me lo dijeron jamás, ni telefónicamente, ni por la vía habitual de depositarme la guita en el banco. No tengo datos al respecto.
Y no quiero tener más relación con Editorial Sudamericana porque estoy podrido de contestar mails de los lectores argentinos diciendo que mis libros siempre están agotados, o que no los pueden encontrar. Caminé muchas veces por Buenos Aires y lo comprobé. Distribución espantosa, marketing desganado, mucha desidia. Si no hubiera sido por los benditos .pdf de cada libro, que aparecen puntuales en Orsai, en mi país de origen no me lee ni el gato.
La última vez que estuve en Buenos Aires (no fue hace mucho) el director de Sudamericana me dijo, como al pasar, que solamente se habían vendido 975 ejemplares de mi primer libro de bolsillo en Argentina. Me dio una grandísima vergüenza en retrospectiva. Por suerte no supe aquello en 2005 —pensé— cuando salió aquel libro, porque me retiraba para siempre del circuito de las letras.
Sin embargo, un par de semanas después me encontré en el Skype con Andrés Monferrand, un gran amigo y un buen librero mercedino.
—En Mercedes tus libros se venden como bizcochitos —me dijo feliz—. Tengo una lista de cuánto vendí en la librería, año por año.
Y me adjuntó esas cifras. De aquel primer libro de bolsillo, Andrés había vendido en mi ciudad natal 650 ejemplares. Qué extraño, pensé, recordando la cifra total de ventas en Argentina según Sudamericana. Qué extraño. En una de las tres librerías de mi ciudad casi se habían vendido todos los ejemplares del país. O Andrés me mentía, o me mentía la Editorial.
Yo creo que Andrés exageraba.
III.
La revista que estamos haciendo con el Chiri es, sobre todo, ganas enormes de volver a leer largo y tendido, y de que cada colaborador escriba hasta que se le antoje. Queremos tener en las manos un papel que no te venda nada, ni explícito ni subliminal. Regresar a la crónica periodística y a la ilustración de calidad, y que las fotos te cuenten una historia, y que cada línea y cada desglose esté hecho por personas apasionadas, y no por burócratas, pasantes, acomodados y becarios.
En Francia hay un precedente. El periodista Patrick de Saint-Exupéry trabajaba en Le Figaro y, según él, no soportaba ajustar sus artículos a un número limitado de líneas. Entonces creó la revista XXI, en enero de 2008, respondiendo justamente a eso. Reivindicaba el periodismo de investigación, el mismo que la prensa tradicional está perdiendo a causa de Internet. O, en realidad, por querer parecerse a Internet.
Yo me compré unos números de la XXI, y está muy bien, a pesar de ser demasiado seria. Pero algo no me gustó. La suscripción anual sale 60 euros en Francia, 70 euros en Latinoamérica y 80 euros en África. ¿En África, incluso en la zona africana que habla francés, la revista sale más cara que en el resto del mundo? Algo está funcionando mal.
Nosotros estamos armando una revista que, encuadernadita y con olor a tinta fresca, llegará sin falta a los países que hablan nuestro idioma. A todos esos países, quiero decir, no únicamente a España, México y Argentina. A todos. Queremos que la revista llegue a cada sitio donde haya alguien que quiera leer con serenidad, y que tenga un precio razonable para ese sitio. No importa si ese sitio se llama Madrid o se llama Cochabamba. Tiene que costar, en cada región, lo que cuesta un libro de tapa blanda. O es así, o no es.
Y va a ser así, incluso a pérdida.
El mayor de nuestros objetivos, el que más ganas nos dará cumplir el uno de enero, es que la revista Orsai llegue a Cuba con un precio de tapa de 4 pesos cubanos, gastos de envío incluido. La misma que en Barcelona costará 20 euros, o 15 (ya veremos), y en el resto de Latinoamérica valdrá 11 dólares, o 9 (ya veremos). La misma. Nuestro objetivo es demostrar que si nadie lo hizo todavía, no fue por imposible.
Estamos organizando una estructura de distribución en donde ustedes, los cientos de lectores que llenaron de comentarios el texto anterior, tienen muchísimo que ver. Una red entre los lectores y los libreros como Andrés Monferrand en Mercedes, o como el propio Chiri en Luján. Los libreros amigos. A ellos tenemos que empezar ya mismo a decirles que estén atentos a este blog la semana que viene. Y que saquen con tiempo una cuenta en PayPal, porque empezarán a hacer buenos negocios. Para empezar, la cosa es con ellos. Con los libreros. Y a los libreros los tienen que informar ustedes.
Pero basta, basta, ya estoy adelantando más de lo que puedo, y hoy me senté a escribir sobre otra cosa. Sobre La Nación, sobre El País, y sobre Random House… Hoy tenía ganas de escribir sobre renuncias y portazos.
En este sencillo acto, entonces, y ante la aterradora mirada de Cristina, mi mujer, que es catalana y no entiende de gestas y epopeyas, renuncio a todo lo molesto y a todo lo incordioso y a todo lo burocrático y a todo lo extremadamente sigloveinte de mi oficio. Le digo chau, feliz de la vida y sin rencor, a los intermediarios que me obstaculizan la charla con los lectores. Chau publicidad, que te recorta la palabra; hasta nunca burocracia, que te distribuye mal y pronto; adiós y buena suerte ideología, que te despierta por la noche.
—También dile adiós a la seguridad social y a que nos entre un duro en el banco —me interrumpe Cristina—, saluda de nuestra parte a la universidad de la Nina, despídete de comprarnos una casa y dejar de ser inquilinos, dile adiós a hacerte el tratamiento de conducto cuando se te caigan los dientes de tanto cenar las sobras… Que lo sepas, que yo cojo una maleta y me marcho, si sigues con esa idea de Cuba a cuatro pesos. ¿Qué se te ha perdido a ti en Cuba? Tú y el imbécil de tu amigo. Que desde que llegó os creéis Batman y Robin…
—¡Silencio, mujer! ¡Con tus gritos nadie puede ser anarquista en esta casa!
El arte de complicarse la vida
Poke Rafferty es escritor. Vive en Bangkok con su novia Rose, ex bailarina de un club de striptease (en efecto, ex-lo que ustedes están pensando), y con Miaow, una niña acogida por Rose que puede permitirse el pequeño lujo de elegir su edad, nueve años, y la fecha de su cumpleaños, aunque seguramente no pueda librarse nunca del recuerdo de su vida en la calle (también aciertan con lo que están pensando).
La vida transcurre más o menos sosegada para este singular y desde luego encantador grupo humano. Rose dirige una empresa de limpiezas a domicilio cuya plantilla está integrada por muchas “ex” que han decidido librarse de la sordidez y explotación de su anterior oficio. Miaow lleva una existencia convencional y se siente protegida y querida en su nueva familia. Poke, como escritor que no puede evitar ser, es algo más extravagante: ha contratado los servicios de unos cuantos delincuentes, mafiosos, espías y gente de parecida catadura, para que le instruyan en las artes del gremio. Es uno de esos escritores anglosajones para los cuales “Nulla sapiencia sine experiencia”. De cualquier forma, todo parece estar bajo control. Hasta que un día…
Todas las buenas historias empiezan con un fenomenal “pero” interpuesto en la vida de los personajes. Surge el conflicto y se desencadena el argumento. En El cuarto observador es de agradecer la sutileza e imaginación, el esmero con que Timothy Hallinan trama y ejecuta las condiciones bajo las cuales la vida de Poke Rafferty va a convertirse en una vertiginosa carrera, huyendo de la muerte y persiguiendo su salvación y la de quienes ama. Digo que es de agradecer porque la verosimilitud en este tipo de narraciones, o género si se prefiere (el puro “thriller” contemporáneo), es virtud literaria bastante complicada de encontrar. Si el argumento de El cuarto observador se formula de manera más espectacular, por ejemplo: “Tailandia – Un escritor y su novia exprostituta se ven involucrados en el tráfico de rubíes y en una guerra interna entre falsificadores de moneda, por lo que comienzan a ser perseguidos implacablemente por las mafia china, tailandesa y coreana…”, lo más seguro es que el lector se suponga ante una novela de aventuras difícilmente creíble aunque entretenida. Mas el arranque de esta obra es pausado, de ritmo doméstico, detenido en los perfiles psicológicos de los personajes (acaso grata influencia de Le Carré, maestro indiscutido), para crear un ambiente de cómoda intimidad, esa conformidad con el entorno que siempre resulta aparentemente sólida a los personajes y llena de inquietud al lector, porque éste sabe que tarde o temprano aparecerá un capítulo titulado. “Puede que tengamos un problema”. Hilvanar cuidadosamente, con una prosa fluida y en ocasiones brillante, cada uno de los pasos que llevará el relato de la “normalidad” a la vorágine de la acción desatada, es otro acierto del autor que agradecen sobre todo quienes, como un servidor, no son incondicionales seguidores del género. Sin embargo, una idea rectora se impone sobre las limitaciones (y la amplitud, evidentemente), propias de una historia como El cuarto observador: la asombrosa capacidad para complicarse la existencia que tienen los seres humanos, una inclinación casi fatídica hacia el desastre que, por tomárnoslo filosóficamente, resumiría nuestra bien acertada intuición de que en la vida, sucedan como sucedan las cosas, al final todo acaba mal. Hay verdaderos hallazgos literarios en torno a esta idea, como la fantástica sentencia de una de las empleadas de Rose, la cual se queja de que un cliente la mira demasiado mientras se dedica a las faenas de limpieza: “Si pudiera dejarme el trasero en casa, se acabaría el problema”.
Si pudiéramos desposeernos de cuanto somos y nos obstaculiza, de aquellos rasgos de la naturaleza humana que nos abocan sin remedio al conflicto… si pudiésemos dejar en casa no sólo el trasero sino la vanidad y la torpeza, el orgullo, la codicia y la impostura, probablemente seríamos mucho más felices, dormiríamos en completa beatitud, la vida sería como un largo río tranquilo, como una eterna tarde de domingo. Y no habría literatura. Timothy Hallinan nos recuerda con esta novela que vivir, ante todo, significa encarar un enorme reto. Quien lo acepta, siente el pulso de los días. Quien decide renunciar, para su desgracia descubre que las reglas del juego no contemplan esa opción. Al final, siempre queda la misma, invariablemente enseñanza: Vivir es riesgo. Lo demás, simulacros que llevan invariablemente al fracaso.
La vida transcurre más o menos sosegada para este singular y desde luego encantador grupo humano. Rose dirige una empresa de limpiezas a domicilio cuya plantilla está integrada por muchas “ex” que han decidido librarse de la sordidez y explotación de su anterior oficio. Miaow lleva una existencia convencional y se siente protegida y querida en su nueva familia. Poke, como escritor que no puede evitar ser, es algo más extravagante: ha contratado los servicios de unos cuantos delincuentes, mafiosos, espías y gente de parecida catadura, para que le instruyan en las artes del gremio. Es uno de esos escritores anglosajones para los cuales “Nulla sapiencia sine experiencia”. De cualquier forma, todo parece estar bajo control. Hasta que un día…
Todas las buenas historias empiezan con un fenomenal “pero” interpuesto en la vida de los personajes. Surge el conflicto y se desencadena el argumento. En El cuarto observador es de agradecer la sutileza e imaginación, el esmero con que Timothy Hallinan trama y ejecuta las condiciones bajo las cuales la vida de Poke Rafferty va a convertirse en una vertiginosa carrera, huyendo de la muerte y persiguiendo su salvación y la de quienes ama. Digo que es de agradecer porque la verosimilitud en este tipo de narraciones, o género si se prefiere (el puro “thriller” contemporáneo), es virtud literaria bastante complicada de encontrar. Si el argumento de El cuarto observador se formula de manera más espectacular, por ejemplo: “Tailandia – Un escritor y su novia exprostituta se ven involucrados en el tráfico de rubíes y en una guerra interna entre falsificadores de moneda, por lo que comienzan a ser perseguidos implacablemente por las mafia china, tailandesa y coreana…”, lo más seguro es que el lector se suponga ante una novela de aventuras difícilmente creíble aunque entretenida. Mas el arranque de esta obra es pausado, de ritmo doméstico, detenido en los perfiles psicológicos de los personajes (acaso grata influencia de Le Carré, maestro indiscutido), para crear un ambiente de cómoda intimidad, esa conformidad con el entorno que siempre resulta aparentemente sólida a los personajes y llena de inquietud al lector, porque éste sabe que tarde o temprano aparecerá un capítulo titulado. “Puede que tengamos un problema”. Hilvanar cuidadosamente, con una prosa fluida y en ocasiones brillante, cada uno de los pasos que llevará el relato de la “normalidad” a la vorágine de la acción desatada, es otro acierto del autor que agradecen sobre todo quienes, como un servidor, no son incondicionales seguidores del género. Sin embargo, una idea rectora se impone sobre las limitaciones (y la amplitud, evidentemente), propias de una historia como El cuarto observador: la asombrosa capacidad para complicarse la existencia que tienen los seres humanos, una inclinación casi fatídica hacia el desastre que, por tomárnoslo filosóficamente, resumiría nuestra bien acertada intuición de que en la vida, sucedan como sucedan las cosas, al final todo acaba mal. Hay verdaderos hallazgos literarios en torno a esta idea, como la fantástica sentencia de una de las empleadas de Rose, la cual se queja de que un cliente la mira demasiado mientras se dedica a las faenas de limpieza: “Si pudiera dejarme el trasero en casa, se acabaría el problema”.
Si pudiéramos desposeernos de cuanto somos y nos obstaculiza, de aquellos rasgos de la naturaleza humana que nos abocan sin remedio al conflicto… si pudiésemos dejar en casa no sólo el trasero sino la vanidad y la torpeza, el orgullo, la codicia y la impostura, probablemente seríamos mucho más felices, dormiríamos en completa beatitud, la vida sería como un largo río tranquilo, como una eterna tarde de domingo. Y no habría literatura. Timothy Hallinan nos recuerda con esta novela que vivir, ante todo, significa encarar un enorme reto. Quien lo acepta, siente el pulso de los días. Quien decide renunciar, para su desgracia descubre que las reglas del juego no contemplan esa opción. Al final, siempre queda la misma, invariablemente enseñanza: Vivir es riesgo. Lo demás, simulacros que llevan invariablemente al fracaso.
viernes, 1 de octubre de 2010
La mujer que no amaba a las mujeres
José Vicente Pascual González - Blog
No debería usted seguir leyendo este artículo si tiene pensado ver la película “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Aunque, la verdad, tampoco es que vayamos a desvelar partes esenciales del argumento porque dicho film, lo que se dice partes esenciales, no tiene. Determinado cine de entretenimiento es al séptimo arte lo mismo que los “phoskitos” a la alimentación humana: engordan pero no alimentan. O sea que el asunto tampoco tiene mayor importancia, pero bueno, las promesas hay que cumplirlas y el pasado viernes quedé con ustedes en escribir sobre un tema tan poco novedoso como la popular novela de Larsson.
Entretenido, bien tramado el argumento y bien interpretado por unos autores solventes -y por supuesto, desconocidos para la mayoría del público; la producción es sueca/danesa/noruega -, la película plantea un conflicto moral de lo más interesante. O mejor dicho, no lo plantea, lo que la hace aún más curiosa. Verán -lo que no hayan visto aún este metraje -: una joven de opulenta familia es vejada, golpeada, violada y brutalmente humillada por su padre y su hermano, dos energúmenos que se jactan ante ella, entre otras hazañas, de haber torturado y asesinado a muchas mujeres. Son dos homicidas sistemáticos, psicópatas racistas, depravados que encuentran satisfacción en el dolor y el pánico de sus víctimas. La chica, Harriet Vanger, consigue librarse de su padre, escapa del hermano y, ayudada por una tía que debía quererla mucho, huye a Australia, donde pasa cuarenta años desaparecida, criando ovejas o algo semejante, llevando una vida bucólica, tranquila y alejada del horror que vivió en Suecia. Eso sí, no olvida el detalle encantador, supersentimental de la muerte, de enviar cada año a su amado tío Henrik un regalito, trabajos manuales como de escuela que el atribulado pariente cree son remitidos por el asesino de su sobrina.
Harriet Vanger conoce el terrible secreto de su familia, sabe que su hermano continua secuestrando, martirizando y asesinando a mujeres… y no hace nada durante cuatro décadas. Calla desde su seguro refugio australiano, envía el primoroso recordatorio a su tío y vive la vida; porque total, para cuatro días que vamos a estar en este mundo, para qué complicarse la existencia. Hasta que el periodista Blomkvist y la hacker Salander dan con ella, Harriet sigue muda y feliz en su planeta de ovejitas, ropa vaquera y sombreros a lo Cocodrilo Dundee. Final feliz: el reencuentro con el tío Henrik, la disculpa. “No sabía que interpretabas así el envío de mis regalos de cumpleaños”, se justifica. Todos contentos. Las mujeres sacrificadas, decenas de ellas, que han padecido las atrocidades del asesino, transcienden su condición de cadáveres descuartizados para convertirse en anécdota argumental. Lo importante es que la niña bien de familia rica haya aparecido, y que el malo esté muerto. El sufrimiento de la plebe… ah, la vida es dura, amigos. El silencio de Harriet… bueno, la pobre estaba tan traumatizada… no es de extrañar.
Desde que el redactor de necrológicas Pereira -aquel que siempre sostenía algo -, dejó colgado al ignorante cajista de su periódico lisboeta, inerme ante la dictadura salazarista, en descubierto y culpable por haber publicado un artículo subversivo sobre el asesinato de García Lorca, no se había contemplado semejante arrogancia y desembarazo ético en una narración literaria, sea en “soporte” cine o papel, lo mismo da. Pereira y Harriet Vanger tienen algo en común: ambos huyen, se salvan, se liberan, y no echan la vista atrás ni muestran siquiera atisbo de analizar su propia responsabilidad en el horror concreto que tiraniza el ambiente del cual consiguen huir. Salvados ellos, húndase el Titanic.
Aunque quizás la actitud de Harriet Vanger resulte simpática, digna de compasión y solidaridad bajo la mirada amorfa de la ética ultramoderna. La primera obligación del individuo, parece ser, exige encontrar su exclusivo, protector paraíso. No importa que la seguridad física implique la muerte de la conciencia, la pizca de rebeldía ante la iniquidad que el espíritu medio despierto impone a cualquier ser humano. Lo que suceda a los demás, es cosa que no nos incumbe. En todo caso siempre queda la esperanza de que un periodista como Blomkvist y una joven que los tiene bien puestos como Salander, hagan justicia y se esmeren en dar a los malvados su merecido. En caso contrario, qué le vamos a hacer. La vida es dura, ya se dijo. Y ande yo caliente…
En fin, que se me olvidaba: el novelista Stieg Larsson es considerado por muchos críticos como autor de “conciencia social”. Vale. Para tomar nota.
No debería usted seguir leyendo este artículo si tiene pensado ver la película “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Aunque, la verdad, tampoco es que vayamos a desvelar partes esenciales del argumento porque dicho film, lo que se dice partes esenciales, no tiene. Determinado cine de entretenimiento es al séptimo arte lo mismo que los “phoskitos” a la alimentación humana: engordan pero no alimentan. O sea que el asunto tampoco tiene mayor importancia, pero bueno, las promesas hay que cumplirlas y el pasado viernes quedé con ustedes en escribir sobre un tema tan poco novedoso como la popular novela de Larsson.
Entretenido, bien tramado el argumento y bien interpretado por unos autores solventes -y por supuesto, desconocidos para la mayoría del público; la producción es sueca/danesa/noruega -, la película plantea un conflicto moral de lo más interesante. O mejor dicho, no lo plantea, lo que la hace aún más curiosa. Verán -lo que no hayan visto aún este metraje -: una joven de opulenta familia es vejada, golpeada, violada y brutalmente humillada por su padre y su hermano, dos energúmenos que se jactan ante ella, entre otras hazañas, de haber torturado y asesinado a muchas mujeres. Son dos homicidas sistemáticos, psicópatas racistas, depravados que encuentran satisfacción en el dolor y el pánico de sus víctimas. La chica, Harriet Vanger, consigue librarse de su padre, escapa del hermano y, ayudada por una tía que debía quererla mucho, huye a Australia, donde pasa cuarenta años desaparecida, criando ovejas o algo semejante, llevando una vida bucólica, tranquila y alejada del horror que vivió en Suecia. Eso sí, no olvida el detalle encantador, supersentimental de la muerte, de enviar cada año a su amado tío Henrik un regalito, trabajos manuales como de escuela que el atribulado pariente cree son remitidos por el asesino de su sobrina.
Harriet Vanger conoce el terrible secreto de su familia, sabe que su hermano continua secuestrando, martirizando y asesinando a mujeres… y no hace nada durante cuatro décadas. Calla desde su seguro refugio australiano, envía el primoroso recordatorio a su tío y vive la vida; porque total, para cuatro días que vamos a estar en este mundo, para qué complicarse la existencia. Hasta que el periodista Blomkvist y la hacker Salander dan con ella, Harriet sigue muda y feliz en su planeta de ovejitas, ropa vaquera y sombreros a lo Cocodrilo Dundee. Final feliz: el reencuentro con el tío Henrik, la disculpa. “No sabía que interpretabas así el envío de mis regalos de cumpleaños”, se justifica. Todos contentos. Las mujeres sacrificadas, decenas de ellas, que han padecido las atrocidades del asesino, transcienden su condición de cadáveres descuartizados para convertirse en anécdota argumental. Lo importante es que la niña bien de familia rica haya aparecido, y que el malo esté muerto. El sufrimiento de la plebe… ah, la vida es dura, amigos. El silencio de Harriet… bueno, la pobre estaba tan traumatizada… no es de extrañar.
Desde que el redactor de necrológicas Pereira -aquel que siempre sostenía algo -, dejó colgado al ignorante cajista de su periódico lisboeta, inerme ante la dictadura salazarista, en descubierto y culpable por haber publicado un artículo subversivo sobre el asesinato de García Lorca, no se había contemplado semejante arrogancia y desembarazo ético en una narración literaria, sea en “soporte” cine o papel, lo mismo da. Pereira y Harriet Vanger tienen algo en común: ambos huyen, se salvan, se liberan, y no echan la vista atrás ni muestran siquiera atisbo de analizar su propia responsabilidad en el horror concreto que tiraniza el ambiente del cual consiguen huir. Salvados ellos, húndase el Titanic.
Aunque quizás la actitud de Harriet Vanger resulte simpática, digna de compasión y solidaridad bajo la mirada amorfa de la ética ultramoderna. La primera obligación del individuo, parece ser, exige encontrar su exclusivo, protector paraíso. No importa que la seguridad física implique la muerte de la conciencia, la pizca de rebeldía ante la iniquidad que el espíritu medio despierto impone a cualquier ser humano. Lo que suceda a los demás, es cosa que no nos incumbe. En todo caso siempre queda la esperanza de que un periodista como Blomkvist y una joven que los tiene bien puestos como Salander, hagan justicia y se esmeren en dar a los malvados su merecido. En caso contrario, qué le vamos a hacer. La vida es dura, ya se dijo. Y ande yo caliente…
En fin, que se me olvidaba: el novelista Stieg Larsson es considerado por muchos críticos como autor de “conciencia social”. Vale. Para tomar nota.
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